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La discriminación positiva en las universidades llega al Supremo de Estados Unidos

Edward Blum, fundador de Students for Fair Admissions (SFFA), habla con los periodistas antes del juicio en una demanda que acusa a la Universidad de Harvard.
Edward Blum, fundador de Students for Fair Admissions (SFFA), habla con los periodistas antes del juicio en una demanda que acusa a la Universidad de Harvard.BRIAN SNYDER (REUTERS)

El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decidido este lunes aceptar un caso que le permitirá dictar jurisprudencia sobre si las universidades pueden considerar la etnia de los potenciales alumnos en los programas de admisión. El caso afecta a la Universidad de Harvard y la de Carolina del Norte, acusadas por la organización Estudiantes a favor de admisiones justas (SFFA, por sus siglas en inglés) de discriminar a los asiático-estadounidenses para facilitar el acceso a otras minorías, como los negros o los latinos. Los demandantes alegan que, teniendo mejores notas, la baza étnica juega en su contra, algo que niegan ambos centros educativos. La contundente mayoría conservadora del alto tribunal amenaza la práctica de la discriminación positiva, que busca mejorar las oportunidades a grupos históricamente excluidos de la sociedad norteamericana.

Los tribunales inferiores rechazaron las demandas de SFFA, argumentando que los fallos del Supremo en los últimos 40 años respaldan que los colegios y universidades consideren la raza en sus programas de admisión para promover la diversidad étnica en las aulas. La última vez que el alto tribunal discutió sobre la discriminación positiva, conocida como “acción afirmativa”, fue en 2016. Entonces falló a favor de la Universidad de Texas, demandada por una mujer blanca que la acusaba de usar la raza como factor de admisión a favor de negros y latinos sobre blancos y asiático-americanos. Sin embargo, la composición del tribunal ha cambiado en los últimos años, aumentando la presencia de jueces conservadores.

La votación en el caso de Texas fue de cuatro a favor de la universidad y tres en contra. Votaron siete de los nueve miembros porque el juez Antonin Scalia había muerto unos meses antes y la jueza Elena Kagan se había excusado de participar. De los cuatro votos progresistas a favor, dos de ellos ya no están: Anthony M. Kennedy y Ruth Bader Ginsburg. Durante su mandato, el expresidente Donald Trump rellenó las tres vacantes disponibles, cargando la balanza hacia el conservadurismo. Ese el Supremo que va a fallar sobre la discriminación positiva. El debate ocurrirá probablemente en octubre, sumándose al listado de casos de alto perfil que han llegado a la mesa del tribunal, como el aborto y la tenencia de armas.

El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, es reconocido por su voto de desempate en las decisiones más ajustadas de los últimos años. El conservador moderado ha votado en muchas ocasiones con el bloque progresista. Sin embargo, en el caso de la discriminación positiva en las universidades tiene una postura clara: “Dividirnos por raza es un negocio sórdido”, escribió una vez.

SFFA considera que Harvard impone una “sanción racial” a los solicitantes asiático-estadounidenses al calificarlos peor en algunas categorías que a otros postulantes y otorgar “preferencias masivas” a los solicitantes negros e hispanos. El año pasado, Harvard ofreció 1.968 plazas a un récord de 57.435 postulantes. La clase de primer año quedó compuesta por un 27% de población asiático-estadounidense, un 18% negra y un 13% hispana, según se puede leer en la web de Harvard. La universidad no especifica el porcentaje de admisiones de estudiantes blancos. “Si Harvard abandonara las admisiones conscientes de la raza, la representación afroamericana e hispana se reduciría casi a la mitad”, dijo la universidad privada más antigua del país.

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