La doble paradoja del dominio de Gustavo Petro en la izquierda de Colombia

La doble paradoja del dominio de Gustavo Petro en la izquierda de Colombia

A menos de un mes de la votación de las tres consultas para elegir candidato presidencial dentro de las principales coaliciones en Colombia (izquierda, centro y derecha), Gustavo Petro sigue siendo el contendiente más claro y destacado dentro de todas las consultas. Entre un 77% y un 90% de los que pretenden votar en la consulta del Pacto Histórico el próximo 13 de marzo afirman que lo elegirán por encima de sus rivales de plataforma.

La distancia contra su contrincante inmediata, la activista afro y campesina Francia Márquez, es abismal: en su mejor sondeo, el último del Centro Nacional de Consultoría, apenas alcanza el 12%. Eso por no hablar del rebotado del Partido Verde Camilo Romero, que se queda en un 5% en el mejor de los casos, ni del resto de candidatas y candidatos, que están incluso por debajo.

Petro mantiene esta descomunal ventaja gracias a una campaña continua de cuatro años, desde que cayó derrotado en segunda vuelta contra Iván Duque en 2018, que le ha permitido ser el precandidato más conocido de lejos. Según la última edición de la encuesta bimensual de Invamer, la más longeva del país, a finales de 2021 solo un 22% de la ciudadanía no tenía opinión sobre él. Este es un indicador aproximado de personas que no están lo suficientemente familiarizadas con su candidatura, no se acuerdan o nunca han oído hablar de Gustavo Petro: una minoría, sin duda.

Ahora bien, el precio a pagar por este dominio es doble. En primer lugar, hacia afuera, convierte a Petro en el blanco de todos los golpes. El resto de candidatos fuera de la coalición del Pacto Histórico solo tienen incentivos para atacar a quien ya anticipan que será su rival después del 13 de marzo. Eso anticipa el desgaste, que de hecho se aprecia en la alta proporción de colombianos que tienen una opinión desfavorable de Petro: un 44%.

Ciertamente, hay un 34% que lo ven con buenos ojos, lo que le deja un neto de diez negativos. Pero esto solo muestra que Petro es una figura polarizante. Aquí los datos coinciden con la conversación que casi cualquiera puede tener, y muchos han tenido ya, en su entorno familiar o de amigos sobre el senador.

Esta polarización es una bendición y una maldición al mismo tiempo. Las tres encuestas de intención de voto que comparan entre candidatos de distintas coaliciones publicadas hasta ahora en 2022 le dan alrededor de un 27-28% de intención de voto como máximo, un nivel similar al que le facilitó el acceso a la segunda vuelta en 2018 (25%), que fue suficiente pero se quedó a solo 250.000 votos del tercero, Sergio Fajardo. Petro deberá demostrar que puede romper esta barrera para ser verdaderamente competitivo.

El segundo precio a pagar por el dominio absoluto es hacia adentro, con sus propios compañeros de viaje y, en este instante, rivales por una plaza que a tenor de todos los datos (y las conversaciones a pie de calle) parece prácticamente decidida. El resto de candidatas y candidatos podrían preguntarse cuál es exactamente su papel en una plataforma que ahora mismo tiene más bien forma de pirámide.

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