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La dura vida de un dueño de un puesto del Metropolitano sin fútbol


El fútbol paró en marzo. Y con ello, los ingresos de muchas personas que, de un modo u otro, viven del deporte rey. No todo son futbolistas, entrenadores o directivos. Tampoco periodistas, por supuesto. Algunos, ni siquiera están dentro ‘de la industria’. Es el caso de Jaime Sanz, propietario de un puesto junto al Metropolitano, al que la pandemia del coronavirus también ha golpeado.



Un negocio que comenzó su abuelo Florentino, hace más de 50 años. Todo un visionario. “Iba al Metropolitano y después al Calderón. Fue el primero que empezó a fabricar gorras o banderas para venderlas”. Sus hijos, y más tarde sus nietos, siguieron con la tradición de este pionero que al que el veneno rojiblanco también le entró en la sangre. “Claro que era del Atleti. Yo iba al Calderón cuando tenía siete años a echarle una mano. Luego hablaba con un portero, te colaban…”, recuerda Jaime. Aquellos maravillosos tiempos.

A sus 34 años, sigue echando de menos el Calderón, estadio que veía, como mucho, cada 15 días. Ahora vende en el Metropolitano, frente al Gran Escenario, restaurante de reciente apertura. O vendía, porque el 7 de marzo, en el Atlético-Sevilla, fue el último dio que abrió el negocio. Un duro golpe a la línea de flotación de una persona que se dedica exclusivamente a esto. “Hay gente que tiene otro trabajo, pero yo no. Yo vivo de esto”, reconoce a MD, mientras enumera los objetos que tiene en stock. Obviamente, no sabía que el material iba a estar guardado unos meses.

Pero no todo. “Ha habido que reinventarse”, lanza Jaime, que a través de su cuenta de Twitter (@Jaime_ATM34), y en la medida de lo posible, trata de seguir con su actividad.

“Al final tienes que moverte, vas conociendo gente, aficionados, peñistas… Todo suma. Ahora estoy tratando de impulsar las redes sociales. Yo soy joven y puedo modernizarme, pero mi padre u otros vendedores más veteranos lo tienen complicado”, señala. Él lo hace. Hasta Francia “mandamos muchas cosas”, o Japón llegan sus objetos. “Nos pidieron una bandera de Fernando Torres desde allí”, apunta. Afortunadamente, la cosa ‘se mueve’. Está recibiendo algún encargo que otro, casi siempre, con el escudo antiguo como protagonista. “La gente lo pide mucho”, afirma. Y a él, nunca le falta en su puesto. Tiene hasta Indis de un metro de alto. De los de antes de que la mascota evolucionara.

REINVENTARSE O MORIR

No se ha acogido a un ERTE. No le salían las cuentas. “Hemos tenido que adaptarnos a las circunstancias. O te reinventas o estás muerto. Espero que esto se solucione pronto. Te vas comiendo los ahorros y…”.

Jaime, como el resto de propietarios de puestos de los aledaños del estadio, paga su licencia anual al Ayuntamiento (“lo que costó conseguir que nos mantuvieran los puestos del Calderón para el metropolitano”, suspira) y espera una deferencia del consistorio de cara al curso que viene. “En la asociación nos han dicho que hasta enero de 2021, seguramente no podamos montar los puestos”, relata. Ojalá sea antes. Eso sería señal de que la normalidad ha vuelto. De que puede abrir su negocio. De que hay fútbol. De que hay Atleti.


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