La encrucijada de Mastercard

Mark Bar­nett, presidente para Europa de Mastercard.
Mark Bar­nett, presidente para Europa de Mastercard.

Mastercard atraviesa un periodo de luces y sombras. La crisis sanitaria causada por la covid-19 ha acelerado el uso de dinero electrónico, principalmente en su modalidad contactless (sin contacto, tanto con un plástico o usando el móvil), que se ha disparado un 40% en el mundo durante el primer trimestre del año. “La tendencia se acelera dramáticamente”, dice Mark Bar­nett (Leeds, Reino Unido, 1967), el nuevo presidente para Europa de la firma de medios de pago. El negocio, sin embargo, hace frente a un panorama económico negativo donde el turismo y el gran consumo, sectores de los que depende la compañía para hacer caja, son los protagonistas en esta debacle.

“Poco a poco, sector por sector, esperamos ver una normalización en la economía. Y eso probablemente ocurrirá entre el tercer y cuarto trimestre, según nuestro escenario”, dice Barnett, que desde el 1 de junio ha relevado en el puesto al español Javier Pérez, quien se jubilará a finales de 2020 después de más de dos décadas en la compañía. “Pero sí, obviamente, hemos sido impactados [por el confinamiento mundial] de una manera bastante importante”, explica el directivo, que se incorporó a Mastercard en 2003. El parón del turismo, por ejemplo, ha significado un verdadero mazazo a las cuentas de la empresa, pues el número de transacciones relacionadas con los viajes ha venido cuesta abajo desde finales de enero y ha tocado fondo a mediados de abril, cuando se desplomó más de un 80%.

A pesar de ello, la compañía apuesta a que el número de transacciones online y las operaciones financieras realizadas con el plástico se incrementen aún más. Sobre todo en economías maduras como la del Viejo Continente, donde tres cuartas partes de las compras aún se realizan con monedas o billetes, según el Banco Central Europeo (BCE). “En Alemania y en España todavía hay bastante efectivo… Ese es uno de los motores de nuestro crecimiento”, recalca Barnett. De acuerdo con las cifras del BCE, en el 87% de las transacciones que se hacen en el mercado español aún se utiliza el metálico. En Alemania, el porcentaje llega al 80%. En Francia, por su parte, el dato es del 68%; en Bélgica, del 63%, y en Holanda, del 45%.

“Los españoles somos una sociedad con una alta bancarización, pero cuando salimos a la calle lo hacemos con monedas y billetes. Solo usamos la tarjeta para sacar efectivo”, explica Verónica López, consultora del área de economía aplicada y territorial de Analistas Financieros Internacionales (Afi).

La crisis sanitaria, sin embargo, dejará una marca en el uso de nuevas modalidades de pago, a pesar de que la OMS y diversos organismos financieros han subrayado que la probabilidad de contagio por el uso del metálico es muy baja. “Los billetes no representan un riesgo particu­larmente significativo de infección en comparación con otros tipos de superficie con los que las personas entran en contacto en la vida diaria”, dice Fabio Panetta, miembro del comité ejecutivo del BCE, en un análisis publicado a finales de abril. “En Mastercard no tenemos nada contra el efectivo, seamos claros. Lo que queremos es ofrecer una forma más sencilla de pagar”, arguye Barnett. Hoy, en Europa, el 78% de todas las transacciones con tarjetas ya son sin contacto. En España, 6 de cada 10 personas (un 66%) dicen que su método de pago electrónico preferido es el contactless, que en el país se ha disparado un 31% en marzo respecto al mismo mes del año pasado, según la firma.

Menores importes

“Mastercard podría compensar la caída en las transacciones relacionadas con los viajes con aquellas hechas a través del comercio electrónico y un mayor uso del contactless, sobre todo en operaciones de menor importe”, comenta Santiago Mínguez, profesor del departamento de economía, finanzas y contabilidad de Esade. “Pero solo sería de manera parcial”, agrega el experto. La esperanza de la empresa es que la recuperación del consumo y del turismo se dispare una vez que se relajen las medidas de confinamiento en el mundo. “Las restricciones de viajar son su mayor obstáculo”, explica Nicholas Rossolillo, analista de The Motley Fool, una consultora de asesoramiento financiero.

Ya en el primer trimestre, la empresa sintió el embate de la crisis sanitaria. Su beneficio neto descendió hasta los 1.560 millones de euros, un 9% menos respecto al mismo periodo de 2019. “La covid-19 ha hecho que sea un momento de desafío para el mundo”, afirmó Ajay Banga, presidente y consejero delegado de la compañía. En ese mismo periodo, su facturación aumentó solo un 3%. “Nuestra tasa de crecimiento normal es de dos dígitos… Obviamente, hemos sentido un impacto en nuestro negocio”, destaca el responsable del mercado europeo.

Dicho repunte se debe, en gran medida, a un aumento en los ingresos relacionados con la demanda de los servicios de análisis de datos y antifraude que proporciona la firma. En el tercer trimestre este segmento de negocio repuntó un 22%, según los últimos resultados de la compañía. “En general, los organismos gubernamentales y las empresas han estado alerta, ya que los ciberdelincuentes se han aprovechado de la pandemia para generar más ataques”, reconoce Barnett. La tendencia continuará. “En el segundo trimestre, esperamos que este crecimiento continúe”, dijo durante una reunión con analistas Michael Miebach, que será el nuevo consejero delegado de la empresa en 2021, cuando Ajay Banga deje el cargo.

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