Sacramento chilla. Sacramento brama. Sacramento emociona. Falta de ese qué, de la esencia de la NBA -sin playoffs durante 17 años-, la ciudad de California vertió todo lo que no había vivido todo ese tiempo, redefiniendo la pasión por el baloncesto, elevándolo casi a la categoría de religión, almas entregadas las 18.000 que inundaron el Golden 1 Center de blanco puro, como su sentimiento por esos Kings que les han devuelto a la vida en términos de basket. “Siente el rugido”, se podía leer en casi todos y cada uno de los fieles que abarrotaron las gradas. Proclamaron un regreso idílico, ensordecido el campeón por esa enfervorizada muchedumbre, asfixiado por el agotador baloncesto a la velocidad de la luz del equipo entrenado por Mike Brown (126-123), como mano derecha suya Jordi Fernández.
La luz que prendió la velocidad y a la vez la pausa de este trepidante equipo, De’Aaron Fox. El base representó el mayor azote para los Warriors en una noche de coqueteo con la historia, acabando con 38 puntos —29 de ellos en la segunda parte con un 13/27 en lanzamientos y 4/8 en triples-, para casi establecer la anotación más alta de un debutante en unos playoffs, sólo superado por los 42 de Luka Doncic.
Fox pulsó con rabia el botón para rasgar el cielo de Sacramento con ese lampante rayo lila santo y seña de la franquicia. Él que rio el último fue él y no el imperecedero Stephen Curry, juguetón con sus 30 tantos -6/14 en triples-, fallón en el último tiro. Cabizbajo al final o quién sabe si pensante, urdiendo su respuesta y la de los Warriors, que llegará. También por parte del otro ‘Splash Brother’, Klay Thompson -21 puntos con un 8/19 en tiros y un 5/14 desde el perímetro-.
“Esto es para los fans. Era mi primer partido de playoffs. En la primera parte quería saber cuál era la intensidad física y en la segunda he encontrado ritmo y mis compañeros me han seguido encontrando. He hecho lo que querían que hiciera”, destacaba Fox en declaraciones a la ESPN.
Fue una frenética, una intensa confrontación de deseos y juego entre el hace no tanto el hazmerreír -los Kings han firmado la sequía más larga sin ir a playoffs en el deporte profesional estadounidense-, y la envidia. A los Warriors les va el ritmo pero también les va la marcha a estos Kings, que incluso radicalizaron su apuesta por su vivo y raudo baloncesto.
Una hinchada es lo que transmite su equipo y Sacramento no se calla ni se callará ni debajo del agua porque estos Kings son un jaleo constante con su basket de a prisa y corriendo pero preciso a la vez, innegociables los ataques en los primeros segundos de posesión y obligatorio el salir corriendo como posesos en transición. El sprint, el desfase, la fiesta que no cesa. Su orden es el caos.
Y en la pausa, se mueve como poco Domantas Sabonis, el único que pudo atar en corto tras un buen inicio Golden State -tanto Draymond Green como Kevon Looney en la pintura-, acabando el lituano con 12 puntos -5/17 en tiros de campo-, y 16 rebotes-, aunque compensada su falta de puntos en la segunda mitad con la colosal actuación de banquillo del equipo de California -32 tantos de Malik Monk y 16 de Trey Lyles-, y también los 12 de Harrison en el quinteto titular.
Pero para los Warriors, que ya se han visto en muchas de estas, el imponente ambiente de Sacramento resultó ser un estímulo y alcanzó por momentos ventajas de 10 puntos de las que ya no volvió a disfrutar aún así a partir del ecuador del tercer cuarto, con el choque llegando 91-90 al descanso. Golden State supo hacer los ajustes para detener a Sabonis, aplicando no sólo más intensidad sino a través de las ayudas de Andrew Wiggins, influyente también en ataque con 17 tantos, como los que sumó Jordan Poole.
El conjunto de Brown percutió sobre todo atacando la defensa hundida de Looney en el bloqueo directo en la primera parte y combinaron varios tipos de defensa sobre Curry, surgiendo Draymond Green como la opción fiable de siempre ante el tráfico generado por el señor de los triples con 11 asistencias.
Pero, con lo que verdaderamente marcó la diferencia Sacramento fue con la confianza en su plan y su constancia, sin nunca caerse pese a las ventajas de Golden State, manteniendo un ritmo altísimo que acentuó incluso la locura al final, trascendiendo la táctica y cualquier factor. Elevando el Golden 1 Center aún más los decibelios para tumbar al campeón, con el que se vuelve a citar el lunes. Pase ya lo que pase, la que se ha liado en Sacramento.
SACRAMENTO KINGS
126123
GOLDEN STATE WARRIORS
Sacramento Kings: Barnes (13), Murray (2), Sabonis (12), Fox (38), Huerter (6).
Banquillo: Monk (32), Mitchell (3), Lyles (16), Len (4)
Golden State Warriors: Green (4), DiVincenzo (10), Looney (8), Curry (30), Thompson (21).
Banquillo: Wiggins (17), Poole (17), Payton II (8), Kuminga (8).
Parciales: 29-29/26-32/36-29/35-33
Árbitros: Ed Malloy, Sean Wright, John Goble, Kevin Cutler
Incidencias: partido de primera ronda de playoffs disputado en el Golden 1 Center ante 18.523 espectadores. Los Kings disputaron su primer encuentro de postemporada en 17 años.
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