La espalda de Nadal responde


Advertía el jueves Rafael Nadal de que, más allá del escollo que representaba Cameron Norrie, el duelo contra el británico iba a ser fundamental para saber si su maltrecha espalda elegía un camino u otro. Es decir, si su suerte en el grande australiano iba en una dirección u otra. Preocupado porque la zona lumbar no terminaba de responder a los estímulos que había probado hasta el choque de la segunda ronda, el campeón de 20 grandes decidió jugarse una última carta y él y su equipo, con el doctor Ángel Ruiz Cotorro desde la distancia, consensuaron un plan de choque que consistió en parar en seco, probar un último tratamiento y cruzar los dedos. El resultado fue positivo: después de tres semanas de quebraderos de cabeza, la espalda por fin respondió. A partir de ahí, oficio frente a Norrie, hueso duro de roer pero sin malicia competitiva: 7-5, 6-2 y 7-5, en 2h 14m.

“Hoy la espalda ha ido bien, es la primera vez que la noto bien, con menos dolor”, comentó después de una correcta actuación en el último turno de la sesión nocturna, sin brillos ni sombras; eso sí, acompañada de la optimista novedad de que su espalda ha reaccionado y emite señales esperanzadoras cuando se adentra en la segunda semana y se avecina un peligroso cruce de octavos con el italiano Fabio Fognini, que apeó en tres sets al último representante australiano en el cuadro masculino, Alex de Miñaur (6-4, 6-3 y 6-4).

“He jugado casi con libertad de movimientos. El tratamiento que hice ayer [por el viernes] dio resultado y la evolución de la espalda es buena; eso me da confianza para recuperar mi físico y mi tenis”, valoró el de Manacor, que un día antes dejó su raquetero a un lado y en lugar de entrenarse concentró las horas en la aplicación del tratamiento que le aporta ahora luz. Según ha podido confirmar EL PAÍS, Nadal acudió a una clínica para someterse a una infiltración y estuvo durante tres horas con los médicos.

Aunque aún debe ganar chispa en las piernas y naturalidad en los movimientos, Nadal pudo por fin recuperar la fórmula habitual del saque y el punto de partida de los puntos fue bien diferente al de las dos rondas previas.

Pese a que no llegó a liberarse del todo, la maniobra recuperó la mecánica de los últimos años y los promedios de velocidad aumentaron respecto a los duelos con Djere y Mmoh; lejos, no obstante, de los que registraba el curso pasado en Melbourne a estas mismas alturas. El pico fue de 197km/h, cuando en las dos estaciones previas fue de 195 y 194 respectivamente; el promedio con los primeros llegó a 179, por 176 y 178; y la mejora se reflejó más con los segundos, al marcar 152km/h, frente a 151 y 147 ante el serbio y el estadounidense en los dos primeros compromisos en el torneo.

Sin ceder ningún set

“Ayer [por el viernes] no me pude entrenar, pero hoy he calentado con mi saque de siempre y he vuelto a él durante el partido. Puede mejorar, pero no ha ido mal”, agradeció el balear, que a pesar del percance físico que sufrió en los entrenamientos de Adelaida, al aterrizar en Australia, cerró la primera semana sin ceder ningún set y con un generoso margen de evolución desde el punto de vista físico y del juego. “Es el primer partido que juego con unas condiciones normales y contra un rival que tiene más entidad”, apostilló, sabiendo que lucha contra el reloj y que a partir de ahora precisará de un salto cualitativo en su rendimiento.

“Es el momento de hacer un esfuerzo. Mañana [por este domingo] es un día para entrenar un poco más de lo que lo haría en una situación normal, con más carga y mucho más esfuerzo de lo que lo hago normalmente entre partidos de un Grand Slam”, se exigió, conociendo ya en ese instante que el cuadro le depara un careo con Fognini, un viejo conocido contra el que se ha medido en 16 ocasiones, con un balance de 12-4 a su favor; ahora bien, el italiano ya sabe lo que es derribarle en un gran escenario y sobre superficie rápida, todo al mismo tiempo: US Open de 2015. Otros tiempos. Otro Nadal.

“He jugado muchas veces contra él. Viene de una lesión y tendrá hambre”, alertó el mallorquín, de 34 años; “le ha ganado a De Miñaur en tres, así que vendrá con mucha confianza y en los octavos nunca hay un cruce fácil, así que tendré que mejorar”.


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