Lewis Hamilton no estaba contento tras el GP de Estiria de F1. Decía que Red Bull era mucho más rápido, que “no había mucho que pudiera hacer”, que el coche de los de las bebidas energéticas era demasiado veloz en recta y que Mercedes debía traer alguna evolución.
“Tenemos que encontrar algo”
, apuntaba. Por lo menos, había logrado minimizar sus pérdidas en el Mundial con una segunda posición y parando a pocas vueltas para el final para poner los blandos y conseguir el punto extra de la vuelta rápida. Llegó a Austria con 12 puntos de desventaja en el Mundial y se marchó del primero de los dos fines de semana austríacos con 6 puntos perdidos más, para un total de 18 tras Verstappen. Pero realmente, podía estar contento, ya que su pérdida podía haber sido mucho mayor al haber salvado lo que para muchos hubiera sido un trompo fácil.
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Lewis Hamilton, en plena persecución al neerlandés en el primer stint de carrera, en la vuelta 25, metió la rueda trasera izquierda en la grava exterior de la curva 5. Ahí, al acelerar, se dio cuenta del error al ver que el coche se le iba de atrás. Corrigió rápidamente levantando el pie del acelerador y con un contravolante con el que pudo evitar un trompo que, de haberse producido, le podía haber hecho perder muchas posiciones y, por consiguiente, más puntos ante Max.
Ahora se encuentra a 18 de un Verstappen que es favorito de nuevo al triunfo en el segundo fin de semana de carreras en Austria. Hamilton tratará de nuevo de minimizar sus pérdidas. Por lo menos, podrá intentar buscar mayor rendimiento con los diferentes neumáticos que traerá Pirelli para este fin de semana, una gama más blanda. Y además, la lluvia amenaza con más fuerza. Si el agua aparece, podría salvar al campeón. En seco, parece que Verstappen es superior.
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