El franco suizo Emmanuel Guigon (Besançon, 1959), director del Museo Picasso de Barcelona, ha dejado claro que quiere dar una sacudida a este centro. Durante la presentación de la nueva temporada, que incluye exposiciones como la organizada junto a la National Portrait de Londres, en la que se podrán ver 80 retratos de los amigos, colegas, esposas y amantes del pintor, anunció que cambiará radicalmente la exposición permanente de este museo que recibe casi un millón de personas al año. Y lo hará incorporando nuevos espacios con la intención de abrirlo a nuevos públicos y obtener mayores cifras de visitantes. “Si vas dos veces y ves lo mismo, es aburrido y no vuelves. El recorrido ha de ser más didáctico e incorporar obras de sus amigos de Els Quatre Gats, libros, documentos y películas”, explica Guigon en su primera entrevista como director del centro, en la que se muestra poco reacio a incorporar nuevas tecnologías durante la visita: “Hay que mirar las obras, no los aparatos”.
Este doctor en Historia del Arte Contemporáneo, especialista en vanguardias históricas y arte de postguerra, explica sus planes para el segundo museo picassiano. “Pese a que el de Barcelona es el único que se abrió con Picasso vivo y tiene una gran personalidad. Cuenta con una colección única centrada en su etapa de formación. Además de recibir el doble de visitas que el de París”, asegura.
Varios idiomas
Picasso nació en Andalucía, viajó por Galicia y Cataluña y se instaló en Francia por lo que “por supuesto” es “un buen antídoto para los nacionalismos. Hablaba y escribía en varios idiomas”, asegura, mientras comenta que acaba de ver, y “quizá compre”, una carta “muy divertida en la que firma Paul Picasso dirigida a su amigo Utrillo”. Tampoco tiene duda del posicionamiento activo de Picasso “como hizo en momentos claves como la Guerra Civil” en temas como el de la crisis de los inmigrantes.
Un museo móvil
Guigon, que, entre 1995 y 2001, fue conservador jefe del IVAM, está empeñado en ganar públicos y dar mayor difusión a su museo. “Uno de los mayores retos es conseguir que el público local venga a verlo, ya que solo el 2,5% de los visitantes de 2016 eran barceloneses y el 2,3% catalanes. El resto de afuera”. Sobre todo turistas que hacen cola a diario a las puertas del museo de la calle Montcada. “Hay que comunicar más”, dice.
En los planes más inmediatos está ganar nuevos espacios, como la parte inferior de los palacios que acogen el museo. “Dejará de ser una zona oscura y de paso y se integrará en el recorrido”. También será la zona que dará acceso al nuevo restaurante que se pretende abrir. Pero la propuesta más novedosa es “hacer exposiciones fuera del edificio” mediante “un museo móvil” que lleve a los barrios de Barcelona y a ciudades relacionadas con Picasso sus obras. Pero todavía no sabe cómo lo hará.
“Picasso es un artista universal y revolucionario que ha sido pintor, escultor y grabador; un genio reconocido desde el comienzo que atraviesa todo un siglo y que tiene, a día de hoy, más notoriedad que hace veinte años, porque las obras de su periodo final no han sido aceptadas hasta los noventa”, asegura, sentado junto a una fotografía del pintor. “Hay artistas que han inventado un mundo, pero Picasso muchos. Es el más conocido del siglo XX, a pesar de que lo es por pocas cosas”, en referencia al Guernica.
La idea de difusión parece obsesionarle. Por eso, Guigon no ha dudado en sumarse a la red de centros que impulsa el Museo Picasso de París centrada en su relación con el Mediterráneo. “Posibilitará el intercambio de obras y de conocimiento, porque hay mucho que investigar sobre Picasso”. Dentro de esta red, su museo organizará dos exposiciones, una sobre la estancia de Picasso en Barcelona en 1917, acompañando a los ballets rusos de Diaghilev, y otra centrada en la gastronomía. Preguntado si le hubiera gustado organizar la muestra sobre la estancia de Picasso en 1906 en la localidad de Gósol que cambio el estilo y la paleta del pintor y que organizará el Reina Sofía en 2019, responde, sonriendo: “Nos tendrán que pedir material para hacerla, porque mucho lo tenemos aquí”.
Pero para todo eso hacen falta medios económicos. El museo barcelonés, dirigido por una fundación público-privada sin ánimo de lucro desde enero de 2014 que gestiona el patrimonio y los recursos del museo, que son propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, cuenta para este año con 10 millones de presupuesto. “No es suficiente, tras pagar al personal nos queda muy poco, unos dos millones. Hay que encontrar proyectos y mecenazgo que nos permita comprar grandes obras”, relata Guigon, como si vocalizara algo a lo que le está dando vueltas.
En cuanto a la idea generalizada por muchos de que lo que pinta Picasso lo puede hacer un niño, destaca la gran creatividad que hay detrás de sus obras. “El mismo explicaba que había pasado muchos años antes de saber dibujar como un niño”.
Guigon no puede contener la risa tras mostrarle la imagen de una obra del coreano Kim Dong-kuy publicada en este diario el pasado domingo, de un fotomontaje a partir de un retrato de Picasso de Marie-Thérèse Walter en la que se ve a esta pareja del pintor haciéndose un selfie. “No lo veo nada sacrílego, de hecho, todo el mundo quiere hacerse selfies delante de picassos, pero que se prepare el artista por el tema de los derechos de autor con los herederos”, remacha.
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