Nada más pisar tierra tras llegar de Costa Rica, las recién proclamadas campeonas del mundo sub-20 fueron homenajeadas por la Real Federación Española de Fútbol en la Ciudad de Fútbol de Las Rozas. Seguramente, uno de tantos reconocimientos que recibirán estos días tras la lección de juego y de espíritu colectiva culminada con el triunfo en la final frente a Japón (3-1). También se dieron su baño de masas al llegar a Las Rozas, ya que había aficionados que se acercaron para brindarles su afecto.
“Es un orgullo que hoy en día seamos campeonas del mundo sub-20 y sub-17. Estos últimos cuatro años y medio son los mejores de la historia en femenino y es un honor tener a estas jugadoras en nuestro país”, destacó el presidente de la Federación, Luis Rubiales, en un acto en el que también estuvieron presentes otras figuras como José Francisco Molina, director deportivo del ente federativo.
Pero, más allá de las merecidas alabanzas externas, interesaba también escuchar el testimonio de las campeonas. Emocionaba, por ejemplo, el relato de Sonia Majarín, cómo lo que comenzó siendo un inocente juego acabó convirtiéndose en algo muy serio. “Empecé jugando en la calle con mi hermano dando patadas a una pared y con el paso de los años vas jugando partidos y partidos hasta llegar a un Mundial. Esa sensación de oír el himno en el estadio fue espectacular para mí y todas mis compañeras y jamás lo olvidaremos”, contó la jugadora del Atlético.
También desprendían mucho sentimiento las palabras de la capitana, Ana Tejada. “Es una sensación inexplicable. Ha sido un viaje largo. Teníamos muchas ganas de llegar aquí porque quieres ver a tu familia, ha sido una experiencia inolvidable. Estamos súper agradecidas y seguro que se nos queda para siempre en la memoria”, dijo, por su parte, la futbolista de la Real Sociedad.
Un grupo de jugadoras que ha conmovido al seleccionador encargado de exprimir el talento de este equipo para convertirlo en campeón del mundo, Pedro López. “Estas protagonistas han ido construyendo cada día este sueño, cada día ha sido súper emocionante, poniéndome un nudo en la garganta para hablar con ellas. Y se ha dio construyendo entre todos esa bola que nadie ha podido parar”, describió López.
El baile de ‘Despechá’ y el día en la playa
El ambiente festivo y de distensión también permitió que las jugadoras hablaran de alguna que otra interesante interioridad del vestuario como reveló Ariadna Mingueza. “Este equipo es bastante alegre, nos gusta bailar y cantar. Nos dijeron que hiciéramos el de la canción ‘Despechá’ de Rosalía durante toda la concentración y que cambiásemos la letra. Con que nos digan que bailemos…”, explicó entre bromas la azulgrana, hermana del también futbolista Óscar Mingueza, ahora en el Celta.
Las jugadoras, con el Mundial y los trofeos individuales en primer término, bromean durante el acto
Por su parte, Sonia García también charló sobre algún que otro aspecto de la vida fuera del verde durante el Mundial. “Creo que la primera imagen que se queda es cuando Ana levanta la Copa de campeonas. También me quedaría con alguna imagen ante Estados Unidos, porque el equipo dio un paso adelante y mejoró todo lo que tenía que mejorar. Y otra, un día libre en la playa todas juntas”, dijo la colchonera.
Más solemne y emotiva se puso la máxima goleadora del torneo con 8 tantos y la segunda mejor jugadora -sólo superada por la japonesa Hamano-, Inma Gabarro. “Para todas ha sudo un verano inolvidable, con números bastante buenos. Con el 3-1 de la final ante Japón se ve el gran trabajo del equipo, el gran Mundial de todas y del cuerpo técnico. El fútbol femenino crece cada vez más, a pasos agigantados. Trataremos de que cada paso sea inolvidable, a por más”, destacó la delantera del Sevilla.