Ferrari ha sido uno de los grandes protagonistas del final de temporada, no por sus éxitos, ya que de nuevo, con múltiples errores, el equipo ha visto como Mercedes y Hamilton se han alzado con los títulos de Constructores y Pilotos de nuevo. Lo ha sido por la polémica de su motor, que exhibió un increíble aumento de potencia tras el parón veraniego que levantó las sospechas de todos. Los primeros en pedir explicaciones a la FIA fueron Mercedes y Renault tras el GP de Japón y finalmente fue Red Bull el que preguntó a la FIA por la legalidad de la unidad de potencia de los italianos para conocer si se estaban saltando alguna regla en relación al flujo de combustible para aumentar la potencia de su motor.
Ello derivó en una clarificación de lo que está permitido en cuanto al flujo de combustible, algo tras lo que, coincidencia o no, los italianos no han vuelto a ganar después de hacerlo en tres carreras consecutivas (Bélgica, Italia y Singapur) y no han vuelto a conquistar poles después de haberlo hecho en 5 de las 6 carreras previas antes de Estados Unidos. Ello hizo que Verstappen dijera que la “trampa” de Ferrari había quedado al descubierto, mientras los italianos se defendían asegurando que habían perdido velocidad en recta respecto a las carreras anteriores debido a que aumentaron la carga aerodinámica de su coche en Estados Unidos, algo que volverían a hacer supuestamente en Brasil.
Hace unos días, ‘Auto Motor Und Sport’ aseguraba que la FIA había incautado los tubos que conectan el medidor de flujo con el motor térmico de Ferrari y sus clientes (Alfa Romeo), y posteriormente, la FIA anunció este miércoles que las escuderías deberían equipar a partir de ese momento un segundo medidor de flujo de combustible para controlar que no se supere no supere los 100 kilos/hora de carburante permitidos. Todo ello para acabar de vigilar a Ferrari. Y un día después, ‘La Gazzetta dello Sport’ dio la última de las sorpresas de esta historia relatando que Red Bull también fue investigado en el GP de Brasil de F1.
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