La filial española del Fondo de Cultura Económica acumula pérdidas de 7,5 millones de euros


“Tengo un anecdotario que algún día escribiré y que se llama Penurias, miserias, derroches y trapacerías en el Fondo de Cultura Económica”, ha dicho esta mañana en Madrid Paco Ignacio Taibo II sobre la editorial mexicana, la mayor pública en español, con 28 librerías en México y presencia en EE UU, España y ocho países latinoamericanos. Taibo (Gijón, 1949) ha trasladado a la filial española del Fondo de Cultura Económica el mismo paisaje catastrófico (por una mezcla de corrupción, clientelismo e incompetencia) que lleva dibujando para todo el conjunto, desde que hace seis meses tomó el control de la editorial.

En el caso español, se trata de una filial con unas pérdidas acumuladas de 7,5 millones de euros, unos 8,4 millones de dólares (220.000 euros solo en lo que va de año), con unos almacenes en los que se acumulan más de medio millón de libros y que aporta a su particular anecdotario capítulos como el de un centenar de cajas que un día llegaron de Argentina, pero nadie se molestó en abrir para ver qué era; o el de una tirada entera de un libro de Juan Marsé que quedó arrumbada porque la ley impedía venderla en España por una cuestión de competencia. “Pero, si no se puede vender aquí, se podrá vender en otro país, ¿no?”, ha exclamado Taibo en la librería Juan Rulfo, en el centro de Madrid, una de las dos que el Fondo de Cultura Económica posee en Madrid; la otra es la Martín Luis Guzmán, en la Casa de México en España. 

Taibo, escritor que promovió y dirigió durante años la Semana Negra de Gijón y cuya llegada al Fondo de Cultura Económica ha sido extremadamente polémica —por su personalidad, por esa forma directa, implacable y cáustica de expresarse, pero también porque una vieja norma impedía a mexicanos no nacidos en México dirigir el Fondo— está estos días en Madrid para analizar la situación de la filial española, para la que ha nombrado recientemente a la escritora y periodista Verónica Ortiz nueva directora (han sido sustituidos en los últimos meses nueve de los 10 responsables de las delegaciones internacionales de la editorial).

Propuestas de coediciones

También están diseñando el plan para sacarla a flote, cuyos puntos clave ha repasado: hacer rentable el proyecto, reduciendo al máximo los gastos innecesarios (lo que no pasa por el cierre de librerías, aunque ya ha habido dos despidos), intentar sacar al mercado ese medio millón de libros en stock y mejorar la estrategia editorial para llegar a mucho más público. Esto último requiere, según Taibo, recomponer el puente literario entre España y Latinoamérica que se ha roto. “Está roto para los dos lados. No solo no está circulando en España lo mejor de la literatura latinoamericana nueva, sino que la mejor literatura española tampoco está circulando allá”, ha dicho.

De ese modo, lo que se ha propuesto Taibo es buscar a esos autores y llevarlos donde cree que pueden tener lectores por medio de coediciones. “He traído una lista de una docena de editoriales españolas con las que quiero entablar relaciones”, ha señalado antes de referir las ventajas de un acuerdo así para que las empresas españolas puedan vender sus libros en América Latina a precios más asequibles para un público más amplio. “Nosotros estamos produciendo mucho más barato y, sobre todo, sin costes de importación y con facilidades de distribución” en todo el continente, ha explicado. Y, en el camino de vuelta: “Ofrecer a las editoriales españolas derechos comprados para América Latina para que los produzcan aquí”. 

Su idea se completa, por supuesto, por la edición propia del Fondo, que en los próximos dos meses sacará una treintena de títulos, entre los que Taibo destaca Réquiem por Teresa, del guatemalteco Dante Liano, y Orosucio, del mexicano Jorge Moch.


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