Cuando los jugadores del Newcastle y el cuerpo técnico que comanda Eddie Howe desfilan hacia el campo de entrenamiento en Longbenton lo primero que ven es un tablero de honor con los mejores entrenadores de la historia del club. La foto de sir Bobby Robson es una de ellas, a la derecha, inmaculadamente vestido con el blazer del club y una corbata blanca y negra, con los colores ‘magpies’. En cada jornada matinal, es como si dijeran: ‘Buenos días, Bobby’. Es la referencia permanente. Y es así, porque nadie le ha olvidado en Newcastle, donde entrenó durante cinco años, los últimos de su carrera. No ganó nada, pero dejó un recuerdo indeleble en la afición. La final del domingo en Wembley honrará su recuerdo.
Es el partido que sir Bobby Robson hubiera querido vivir para intentar la conquista de un título para su amado club, al que siempre iba a ver jugar con su padre cuando era pequeño. El también extécnico del Barça, que hubiera cumplido 90 años el pasado 18 de febrero, fue manager del Newcastle después de una larga carrera internacional muy respetada, cuando eligió regresar a su hogar, en el noreste de Inglaterra. Al retornar, en 1999, al club de su vida, aplicó lo que mejor sabía hacer como entrenador, su capacidad de motivación y su energía contagiosa.
Cuando Robson reemplazó a Gullit, los ‘magpies’ estaban amenazados con el descenso, pero su capacidad de unión y entusiasmo provocó una gran reacción en el vestuario. Alcanzaron las semifinales de la FA y la Copa de la UEFA, el tercer lugar en la Premier y la segunda fase de la Champions League. Supo reconstruir el club y devolverle la autoestima. Le faltaron los títulos, pero se ganó a la afición por su humanidad y por la elegancia con que supo afrontar las derrotas. Incluso enfermo de cáncer, jamás abandonó el buen humor.
Ofrenda de Eddie Howe
Aunque llegó a ser despedido en el 2004 por el entonces presidente Freddy Shepherd, con los años, cuando el club empezó a añorar lo que él había construido con tanta dedicación, su figura aún fue más idolatrada. “Está entretejido con nosotros”, ha llegado a reconocer Eddie Howe, el artífice del cambio del Newcastle. La última aparición de sir Robson, en julio de 2009, visiblemente deteriorado ya por la enfermedad, fue precisamente en Saint James’s Park, donde aún tuvo fuerzas para saludar desde el césped en los prolegómenos de un partido entre exjugadores de Inglaterra y Alemania, para recaudar fondos para su fundación de ayuda contra el cáncer. Representa una gran parte de su legado.
La herencia ambiental de Robson en Newcastle la ha recogido Eddie Howe. Disciplina, exigencia, esfuerzo, atención a los detalles. La gente en Newcastle reconoce una clara similitud en la forma de trabajar y en la ética de comportamiento, sobre todo, en la intensidad que reclama Howe. El actual técnico de los ‘magpies’ no conocía a Robson, pero admite que “siempre lo admiré desde lejos”. Y esta pasada semana fue a depositar un ramo de flores en su recuerdo, el día en que hubiera cumplido los 90 años. Esta temporada todo el mundo en Newcastle siente que, con Howe, se ha reconstruido el puente entre el club y la afición.
Han pasado 24 años desde que el Newcastle disputara la final de la Cup, en 1999, ante el Manchester United, que perdió. Ahora los ‘magpies’, con propietarios e inversión de Arabia Saudí, tendrán la ocasión de ganar su primer trofeo desde la Copa de Ferias de 1969, con Joe Harvey en el banquillo. Fue el último entrenador que triunfó en Saint James’ Park. Después, por el camino han pasado un elenco ilustre de técnicos. Terminar la larga espera de 54 años por un primer trofeo importante desde la Copa de Ferias de 1969 es más que un objetivo para Eddie Howe. Paradojas del destino, el rival vuelve a ser esta vez el United.
La final de la Copa Carabao (Copa de la Liga) tiene un significado especial para Newcastle. Los ‘magpies’ harán el viaje a la capital londinense, respaldados por más de 32.500 seguidores, en un clima de gran entusiasmo. “Estaremos con toda nuestra fuerza para intentar ganar”, ha dicho Howe en tono optimista, pero asume que el favorito es el United. Y es que no ha podido disimular su decepción por la expulsión que privará de alinear a su portero titular, el internacional Nick Pope. El Newcastle deberá salir con el ex portero del Liverpool Loris Karius, cuya carrera declinó desde su desastrosa actuación en la final de la Champions de 2018. Es su ocasión de enderezarla. Karius compite con Mark Gillespie para comenzar en Wembley.
El recuerdo de sir Bobby Robson estará el domingo muy presente contra el United. Él solía decir que cuando Newcastle estaba unido tenía una doble fuerza. Y viendo al club y a la ciudad ilusionados con ganar la final de Wembley, nadie estaría más orgulloso ahora.