A punto de cumplirse tres años del accidente que se llevó la vida del campeón Ángel Nieto, sus herederos libran una guerra silenciosa que les divide y separa. No les gusta hablar de ello en público, pero la realidad es aplastante. Dos mujeres y tres hijos, cada uno por su lado, enfrentados y sin relación. Quienes bien conocieron al laureado deportista, pionero absoluto del motociclismo en España y referencia mítica de los siguientes campeones en nuestro país y de la afición motera mundial, me cuentan que la fractura familiar disgustaría y mucho al de Zamora. La herencia, los derechos de viudedad y la denuncia contra la conductora que colisionó contra el quad que conducía Nieto son los tres escenarios en el que libran serias diferencias.
El periodista deportivo Jose María García, siempre brillante en sus titulares, declaró en el programa Lazos de Sangre, dedicado a Ángel Nieto en TVE, emitido este miércoles que “el mayor disolvente que existe es el dinero”. Amigo y testigo directo de la carrera profesional de Nieto, lo fue también de su despedida en el tanatorio de Ibiza el verano que un choque en un cruce se lo llevó para siempre. Allí, cuenta el veterano cronista, se abrazaban las dos mujeres que compartieron la vida con Ángel, Josefa Aguilar y Belinda Alonso. Estaban también, por supuesto, los tres hijos del campeón, Gelete y Pablo, habido en su primer matrimonio y el menor, Hugo, nacido de su unión con la exmodelo Alonso. La tragedia y el inmenso dolor de perder a ese hombre que los unía los abrazó, pero solo en ese momento.
Cuando el 27 de julio de 2017 escribía para Look la primera crónica del siniestro que llevó en ambulancia al 12+ 1 campeón del mundo de motociclismo, desde el punto kilométrico 0´100 de la carretera EI-400 del término municipal de Santa Eulalia del Río en Ibiza a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, nunca hubiera pensado que los suyos, sus hijos y las 2 mujeres a quien amó se enfrentaran así en la última carrera del campeón.
El accidente fue para muchos una macabra ironía del destino en el que un campeón en mayúsculas, un prodigioso piloto de motos encuentra la muerte subido a un quad. Todo ocurrió en el maldito segundo en el que el cuerpo de Ángel salió despedido como consecuencia del golpe que recibió de un Fiat 500, conducido por una ciudadana alemana, que chocó con la parte trasera del quad que manejaba Nieto cuando coincidieron en un cruce. Su cabeza impactó contra el asfalto, pese a llevar el casco puesto. A partir de ahí, la emergencia y el caos. El expiloto, trasladado por una ambulancia del servicio 061 ingresaba muy grave con un fuerte traumatismo en el cráneo y un pulmón encharcado. Familia y amigos hacían piña a las puertas del centro hospitalario donde el admirado Nieto luchaba entre la vida y la muerte. Sus hijos Gelete y Pablo volaron junto a su padre y en la clínica, a su lado, ya estaban Belinda y Hugo, su hijo menor, con quienes vivía. Los hijos mayores atendieron a los medios con una entereza ejemplar en momentos verdaderamente críticos. Belinda, a su lado incansable. El campeón resistía en una dura contrarreloj que parecía iba ganando (los médicos informaron de una leve mejoría), sin embargo, una hemorragia intracraneal apagó su vida siete días después del fatídico golpe.
Llegaba el momento de la despedida y fue en el tanatorio donde por primera vez se encontraron las dos mujeres que ocuparon un lugar de honor en la vida de Ángel. Casado en primeras nupcias con Josefa Aguilar, Pepa para la familia, Ángel vivió con ella su primer amor. De un noviazgo adolescente en el barrio de Vallecas donde eran vecinos, al altar en 1975, apadrinados por otro gran deportista, Pedro Carrasco y su mujer Rocío Jurado. Fueron años de amor y lucha por su sueño. Ganó su primer mundial en 1969. Tuvieron 2 hijos, Gelete (1976) y Pablo (1980) y un matrimonio bien avenido, pero lleno de ausencias por las carreras. Pepa, mujer de carácter y gran personalidad, según quienes bien la conocen, siempre estuvo ahí. Si embargo, Nieto un día decidió marcharse de casa cuando llegó a su vida otra mujer, Belinda Alonso, una jovencísima modelo de León de la que se enamoró “a lo bestia, como un caballo de carreras”, según él mismo declaró públicamente. Comenzaron a verse en secreto, en Madrid, después en Barcelona hasta que decidieron vivir juntos y escaparse a Ibiza, donde instalaron su nido de amor. No fue fácil dejar a la mujer que te ha dado todo, 2 hijos pequeños y empezar una nueva vida, pero él lo tuvo claro. “En el amor he vivido quizá las cosas mas bonitas que me han pasado. Cuando me enamoro soy probablemente más apasionado que con las motos, pero el amor te da mucha vida y también muchos problemas”, declaraba a XL Semanal en 2005.
Su vida con Belinda coincide con su retirada oficial de la competición y con ella, 14 años menor, vive una segunda juventud. La llegada de su hijo Hugo en 1999 colma la felicidad de la pareja que hasta entonces no tenía planes de matrimonio y es entonces cuando el campeón inicia los trámites para divorciarse de Pepa. Los plazos se van alargando entre dilaciones y la intención de Nieto de no querer perjudicar a la madre de sus hijos mayores. Quería ir de mutuo acuerdo. No es hasta julio de 2015 cuando se reúnen en un notario madrileño para firmar un convenio regulador de divorcio. Ese mismo día firmaron también la liquidación de gananciales del matrimonio y se comprometieron a ratificar el divorcio en el juzgado. Pepa recibió su parte correspondiente de gananciales como esposa que era, pero no ratificó el acuerdo de divorcio. A la muerte de Ángel es ella la esposa legal, pese a los 32 años de convivencia con Belinda Alonso, madre del menor de sus hijos. Aquel abrazo del día en el que se fue el hombre de sus vidas duró el suspiró de ambas y nada más.
Es Pepa la que legalmente tiene derecho a la pensión de viudedad. Sus hijos Gelete y Pablo cierran filas en torno a ella. Al otro lado queda Belinda, la mujer que eligió Ángel Nieto para pasar el resto de su vida. Ella no tiene ese derecho según la ley. Quizá por eso decidió recibir de manera unilateral la indemnización del seguro del coche de la causante del accidente, con la que no están de acuerdo los hijos mayores. Viéndolo desde fuera, y con todo respeto, si los hijos sabían de la intención de su padre de divorciarse de su madre y que esta ya recibió su parte de gananciales, solo se me ocurre un responsable de este enfrentamiento cuando Ángel ya no está, y es el propio Nieto. Quiso con locura a Belinda, la mujer por la que dejó todo y estaba volcado en su hijo Hugo, pero no supo dejar las cosas ordenadas y a cada uno en su sitio. Ahora, mientras superan la perdida, su familia de sangre rompe todos los lazos.