La historia de Frédéric Bourdin, el gran impostor que se hacía pasar por niños desaparecidos

En el año 2012 el director Bart Layton estrenó un apasionante documental, ‘The Impostor’, sobre la sorprendente historia de Frédéric Bourdin, un francés que se hizo pasar por un joven adolescente de Texas que había desaparecido en el año 1994. Bourdin se presentó a la familia a finales del año 94 afirmando ser Nicholas Barclay, el hijo de la familia, que había logrado escapar de una trama de pedofilia y volver a casa.

Bourdin permaneció con la familia durante 5 meses, conviviendo como su hijo, hasta que un investigador privado demostró que no era él. Fue condenado a seis años de prisión.

El camaleón humano

La vida de Frédéric Bourdin se ha basado en mentiras y suplantaciones de identidad que lo han llevado a la cárcel en varias ocasiones e incluso le han valido para ser deportado de países como España. Según el propio protagonista, afirmó que se había hecho pasar por más de 500 personas, entre ellas, niños desaparecidos, identidad que adoptaba para convivir con sus familias durante un tiempo.

Y es que, según cuentan sus abuelos y miembros de los orfanatos donde había vivido su juventud, Bourdin ya era un chico extraño desde pequeño. Aficionado a desaparecer a menudo y fingir amnesia por las calles. En 1991 fue ingresado en un hospital infantil porque fue encontrado en una estación desorientado y sin saber quién era.

Unos meses más tarde, confesó que se lo había inventado todo tuvo que regresar a casa. Incluso en alguna ocasión intentó deshacerse de su identidad real. En una ocasión, sus padres recibieron el aviso de que su hijo había muerto en Munich. Una vez más era un pasatiempo del francés.

Suplantación de desaparecidos

A pesar de que Bourdin era aficionado a suplantar la identidad de cualquier persona, «he nacido para esto», explicó en más de una entrevista, su predilección y sus casos más conocidos vienen de suplantar a niños desaparecidos.

Cuando salió de la cárcel después de ser condenado por el caso de Texas, en el año 2003, con 29 años de edad, regresó a Francia y suplantó la identidad de Léo Balley, un niño desaparecido en el 96. Las pruebas de ADN demostraron que, evidentemente, no era quien decía ser.

En España también tuvo encontronazos con la policía. Fue en 2005 cuando su historia saltó a los medios. El francés se hizo pasar por Francisco Hernández Fernández, un joven desaparecido en Cáceres en el año 89.

Fue trasladado a un centro de acogida de la Pau, matriculado en un colegio, a pesar del trauma que le había supuesto perder a sus padres en un accidente -esa fue su historia oficial-. Ocultaba su calvicie llevando gorra y fue descubierto porque una administrativa del colegio vio un reportaje sobre un tal Frédéric Bourdin, un hombre que suplantaba la identidad de niños y adolescentes.

Fue expulsado del centro infantil y condenado por su anterior suplantación, la de Leo Balley.

 


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