La historia de una temporada descafeinada para el PSG

La historia de una temporada descafeinada para el PSG

Ni al pie de la Torre Eiffel ni el Arco de Triunfo fueron anoche lugares de referencia para celebrar la décima liga del PSG. En el estadio, tras acabar el encuentro contra el Lens, el cuadro de Pochettino se abrazó sin el entusiasmo propio del que acaba de ganar algo. En la grada tampoco. Los ultras se marcharon a poco para el final para festejarlo al margen del club, a quien no tolera muchas de las cosas que han ocurrido a lo largo de esta temporada descafeinada.

La más importante, la Champions. No hay nada que permita disfrazar de despiste la eliminación en Europa. Ya no vale ese argumento. El golpe que le asestó el Real Madrid en el Santiago Bernabeú fue el cráter desde el que emergieron todos los problemas de un PSG acomplejado en el escenario continental. Ni siquiera el mejor Mbappé pudo rescatar a tiempo a un equipo con la cabeza gacha, incapaz de encontrar una explicación.

El futuro de Kylian mantiene en vilo a todos desde hace meses. El francés ha pasado del infierno a la gloria en el club. Primero abucheado al reconocer su intención de irse al Real Madrid y después ovacionado partido tras partido gracias a su compromiso y al ver que aún queda alguna opción de que renueve: “Creo que se puede quedar”, dijo ayer Leonardo, otro de los señalados en un PSG que espera llevar a cabo cambios estructurales en verano.

La figura del director deportivo está muy debilitada. Aunque reconoció haber cometido errores, se ve con fuerzas para seguir. Leonardo, sin embargo, ha perdido crédito y confianza por parte de los propietarios. El PSG lleva semanas rastreando el mercado en busca de un sustituto que pueda armar un equipo y no solo un álbum con los cromos más llamativos. Para ser campeón de Europa se necesita algo más, como también a un entrenador con más mando en el vestuario.

Pochettino tiene un pie y medio fuera de París. Aunque buena parte de la grada ha perdonado a sus futbolistas, no ha hecho lo mismo con su entrenador, al que le acusan de no haber aprovechado todo el talento que ha tenido para ganar algo más que la liga. El desgaste es evidente y su situación comprometida. El PSG quiere a Zidane, aunque el francés se debate entre volver al banquillo de un club o esperar a la llamada de Francia después del Mundial.

Las imágenes de los más radicales en los aledaños del estadio dibujan la fractura que hay ahora mismo. El corazón del club ha dejado de latir hace semanas y ni siquiera la liga ha logrado reanimarlo. No es suficiente. Más allá de ganar o no la Champions, la gente pide un proyecto serio con el que ilusionarse y con el que poder volver a competir entre los más grandes de Europa. Mientras tanto, transcurrió otro año con más pena que gloria.




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