Al Athletic le costó caro, excesivamente caro, su tardío despertar en Zorrilla. Para cuando los leones empezaron a darse cuenta de que había partido, el marcador reflejaba ya un 1-0 favorable, lógicamente, a los locales. El gol del Valladolid, por cierto, merece un capítulo a parte.
Waldo, el nuevo ídolo de la afición pucelana, arrancó con el balón desde campo propio, avanzó hasta las inmediaciones del área rojiblanca, se deshizo de la presencia de San José y sorprendió a Herrerín con un tremendo zapatazo. Los palos, como casi siempre, han vuelto a recaer sobre el centrocampista navarro. Algo similar ocurrió hace ya algunas semanas en el Bernabéu con el primer tanto de Benzema.
Waldo, como jornadas antes Kroos, fue de parte a parte del campo sin oposición
La repetición de aquella jugada dejó en evidencia que San José tuvo que realizar entonces el trabajo que le correspondía a Beñat para intentar taponar a Kroos. En Valladolid volvió a suceder algo similar. Waldo se encontró libre de marca mientras Capa se encargaba de taponar la subida por banda de Nacho, lateral zurdo del conjunto albivioleta, y De Marcos se encontraba bastante lejos de su par, al fin y a la postre el autor del gol de la victoria.
Lo más sorprendente de esta decisiva acción es que cuando San José salió a tratar de taponar a Waldo, Núñez se encontraba metido dentro del área de Herrerín sin rival alguno al que marcar. De haber mantenido la posición, se supone que en el límite del área bilbaíno, el joven central jarrillero podría haber realizado la cobertura al navarro.
Las cosas como son, o, mejor dicho, como fueron. El fútbol es un deporte colectivo y no puede ser que siempre paguen justos por pecadores. También sería conveniente repasar como un rival, Waldo y Kroos por ejemplo, puedan recorrer en torno a 60 metros sin oposición alguna. El dato tiene su interés, puesto que tanto en el Bernabéu como en Zorrilla el principio del fin de los leones llegó en acciones con ciertas similitudes en la creación y matices distintos en la finalización.
Ausencia sorprendente
Garitano apostó de salida en esta visita a Pucela por Muniain en vez de Raúl García en la media punta. El experimento no dio el resultado esperado. El capitán rojiblanco necesita más gente a su alrededor para poder asociarse e ir creando superioridades. Al excolchonero, en cambio, no le hace falta tanto apoyo a la hora de entrar en juego.
La duda que siempre quedará es qué hubiese sido del Athletic en Zorrilla caso de haber salido a por todas, o al menos sin tantas reservas, desde el principio. Ocasiones de gol no le faltaron para puntuar. Puntería y efectividad, en cambio, sí. Lo del fútbol es otro debate.
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