No entiendo muy bien por qué no se ha aprovechado este parón de dos meses para atar algunos cabos dentro del primer equipo rojiblanco. Ahora que el balón rueda en Lezama, podíamos centrar todos los esfuerzos en lo deportivo y olvidarnos de otras cuestiones. Entiendo, hasta cierto punto, que no se haga público el futuro de algunos jugadores que acaban contrato, aunque escuchando a
Rafa Alkorta
sería una sorpresa que se contara con alguno de ellos más allá de esta temporada.
Lo que sí me llama la atención es el caso del entrenador. Si el director deportivo y la directiva apuestan por su continuidad, no sé por qué se dilata tanto la decisión. Esa espera genera incertidumbre, y no es momento para ello. Me hace pensar, igual equivocadamente, que tienen dudas.
Los números de
Garitano
avalan su continuidad, más cuando tiene al equipo en una final de Copa histórica. Entiendo el debate sobre el juego, las piezas empleadas y otras cuestiones que han ido salpicando la trayectoria del deriotarra en el primer equipo, pero hay que evaluar el todo. En una temporada normal, la resolución copera y el último tramo liguero hubieran marcado el devenir del míster en función de sus resultados, pero, por desgracia, estamos ante una campaña atípica y el club debe adaptarse. No se puede dejar todo para agosto.
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