La situación preocupante que vive el Sevilla, clasificado en puesto de descenso, obliga a realizar cambios en la plantilla con la ventaja que el tiempo le va a dar por el parón liguero a causa del Mundial. Llega, por tanto, de nuevo la hora de Monchi, que ha reconocido públicamente errores en la planificación.
Jorge Sampaoli, el técnico que llegó para enderezar el rumbo de la nave tras la destitución de Julen Lopetegui, espera refuerzos para afrontar esta segunda parte de la Liga que se presume dura para los sevillistas. “Es el momento de que nos sentemos, de que el club reflexione y veamos dónde queremos ir. Tenemos que evaluar el presente para planificar el futuro”, ha avisado el técnico argentino tras la última derrota en la competición liguera ante la Real Sociedad.
Todas las miradas están, por tanto, en la figura de Monchi, que debe reforzar determinados puestos liberando fichas en otras demarcaciones para compensar una plantilla con ciertos desequilibrios. Por ejemplo, cuenta con tres arietes puros (Rafa Mir, En-Nesyri y Dolberg) cuando Sampaoli ha demostrado que en la mayoría de los partidos prefiere jugar con un falso nueve, que han sido Isco o Lamela.
Y la vez hay problemas en el eje de la defensa, donde la plantilla sólo cuenta con tres centrales (Nianzou, Marcao y Rekik) que además se han mostrado propensos a las lesiones musculares, con cuatro roturas de fibra en el tiempo que llevamos de temporada. Ello ha llevado tanto a Lopetegui como a Sampaoli a usar a Gudelj en la defensa y a tirar de dos centrales del filial, José Ángel Carmona y Kike Salas.
En el centro del campo, Sampaoli ha confirmado en su diagnóstico un error que lleva tiempo avisando el sevilllismo y el entorno. Faltan músculo y ritmo y sobran años. El Sevilla no ha encontrado un sustituto para Fernando, con 35 años y cuya ausencia se deja notar, y jugadores como Rakitic (34) o Papu Gómez (35) también demuestran que el ritmo de juego les sobrepasa en todos los partidos de una liga exigente como la española y otra del nivel de la Champions. A ello se une un perfil de futbolista de más toque que físico (Isco, Óliver Torres, Suso…).
Monchi ha prometido “no escatimar esfuerzos” para compensar los errores, que han sido muchos, pero el problema lo tiene con una plantilla en la que el único que acaba contrato en junio, Gudelj, es el que está dando la cara. El de San Fernando sólo tiene una fiche libre y liberar plazas con jugadores que tienen un salario muy alto no va a resultar una tarea sencilla.
Para terminar de enumerar inconvenientes, la economía no permite muchos dispendios, algo que se vio este verano en el que pese a las ventas de Koundé y Diego Carlos (más de 80 millones entre ambos), la deuda se ha ido acumulando. A los 41 millones de déficit del ejercicio 20-21, se unirán en la próxima Junta de Accionistas otros 20 cerrados al pasado 30 de junio, en el que ya estarían descontados los 32 millones de la venta de Diego Carlos (la de Koundé entrará en el 22-23). A éste habría que sumar el finiquito de Lopetegui y el contrato de Sampaoli, amén del gasto que ocasione la remodelación de la plantilla en este invierno, con las salidas y entradas que el técnico necesita.