La hostelería pierde más del 20% de la afiliación en 12 meses

El bar la Bodegueta, a Barcelona, el pasado 31 de diciembre.
El bar la Bodegueta, a Barcelona, el pasado 31 de diciembre.Albert Garcia

La Gran Depresión y la crisis financiera se llevaron por delante gran parte del empleo de la construcción. Los años de la burbuja, en los que la tasa de paro cayó al mínimo marcado en democracia (7,9%) se cimentaron en el ladrillo. La recuperación posterior llegó, principalmente, por la vía de los servicios, entre los que destacó la hostelería. Y por esta vía se ha colado buena parte de la destrucción de empleo vista estos meses. A finales de 2019, los bares, restaurantes y hoteles empleaban a casi 1,6 millones de personas. En diciembre, esa cifra se había reducido un 23%, hasta los 1,33 millones de cotizantes con trabajo, entre autónomos y asalariados.

Tristemente la historia parece repetirse en el caso español. Un sector tira del mercado laboral —lo hace con empleo precario y con escasa productividad— y cuando llega la crisis, se ceba con él. En 2008 fue la construcción, ahora la hostelería.

Y los números podrían ser peores de no mediar los ERTE. Según los datos del Ministerio de Seguridad Social, todavía hay un porcentaje de trabajadores afectados que ronda el 40% en este sector. Este guarismo se sitúa muy por encima del conjunto del sistema, que llega al 5,25%.

A las caídas de empleo en la hostelería, le siguen sectores como el comercio, la industria y las actividades recreativas. Esta última, que es la cuarta cuando se observan los números absolutos, se sitúa inmediatamente detrás de la hostelería si se toma el porcentaje de destrucción de empleo: casi el 17%. Como en el caso de la hostelería, también destaca por el volumen de afectados por ERTE: en torno al 20% de los 302.000 afiliados de esta rama.

En consonancia con estas cifras y el peso específico de cada sector, se explica que las comunidades autónomas más afectadas sean Canarias y Baleares. En la primera, la caída de la afiliación ha superado el 5%; en la segunda se acerca a ese porcentaje. El protagonismo del turismo en la economía de ambas autonomías es muy importante y, por tanto, castiga a los sectores más vinculados. Entre ellos destaca la hostelería. Pero no solo lastra a estos sectores. En estas comunidades, también el comercio, el transporte y muchas actividades que en otras regiones tienen en el turismo una contribución marginal a sus ingresos han sufrido el desplome de las llegadas.

Esto también lleva a ambos archipiélagos a tener un protagonismo en las cifras de afectados por ERTE mayor al que les correspondería por el tamaño de su mercado laboral. No obstante, en este apartado se ven ampliamente superadas por Cataluña, Madrid y Andalucía.

Frente a los retrocesos de cotizantes en la hostelería o las actividades recreativas, aparecen los avances en sectores como la sanidad, la Administración publica y la educación durante el último año. En estos casos, en los tres casos las ganancias son previas a la pandemia, pero, además, la lucha contra el coronavirus y las medidas adoptadas en diferentes campos para afrontar sus retos pueden haber impulsado el empleo. Por ejemplo, en la educación se han aumentado las plantillas de los colegios para poder afrontar las limitaciones de aforo en las aulas.

Casi todas las comunidades autónomas se han dejado afiliación. Solo hay dos regiones que han logrado ganar cotizantes en el último año: Castilla-La Mancha y Murcia. No obstante, no se trata de incrementos grandes: en la primera el empleo ha crecido un 0,54% y en la segunda, un 0,38%.


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