Estados Unidos venció este martes a Irán el encuentro de la tercera jornada de la fase de grupos del Mundial y confirmó la eliminación del combinado asiático, que regresa a casa tras un triunfo y dos derrotas.
Las tremendas dificultades en las que han vivido los jugadores iranís este torneo se convirtieron en un estallido de emociones al finalizar el choque y confirmarse su eliminación. Las amenazas recibidas desde el propio Gobierno de la república iraní, en el sentido de que cualquier tipo de protesta como la que protagonizaron los jugadores en el primer partido al negarse a cantar el himno podía suponer torturas y hasta la muerte de sus familiares, llevaron a los jugadores al límite.
Y al finalizar el partido, toda esta situación provocó una de las escenas que sin duda pasarán a la pequeña (aunque merecería pasar a la grande) historia de este campeonato. Fue cuando Antonee Robinson, defensa norteamericano del Fulham, se acercó al iraní Ramin Rezaeian, del Sepahan de su país, para consolarlo.
Rezaeian no podía reprimir las lágrimas y encontró en ese abrazo de Robinson un momentáneo consuelo y una solidaridad que reflejan los valores del fútbol como deporte universal. Y que es el mejor ejemplo que debe quedar de un torneo de esta magnitud.