La importancia de un mar sano

Agua insalubre y escasa. Más plásticos que peces en el mar. Deshielos imparables. Una sobrepesca alarmante. Estos son algunos de los problemas que afectan a mares, ríos y océanos, las fuentes mundiales de abastecimiento de agua. Los enumeran el activista y modelo Jon Kortajarena junto al creador de contenido, diseñador y aventurero español Gotzon Mantuliz. Ambos contemplan el magnífico embalse del Atazar, en la Comunidad de Madrid, repleto de agua sana. Es casi una excepción si se tiene en cuenta que océanos y mares se llenan cada año de 13 millones de toneladas de plásticos, un fenómeno que daña la calidad del agua y pone en jaque la vida de 100.000 especies marinas.

Es sabido que sin agua no existiría la vida. Por ello no conviene dar por hecho que manará, abundante y potable, siempre que se abra el grifo. En ese sentido, cualquier pequeña reflexión puede servir para tomar conciencia de su importancia y tratar de cambiar el rumbo de las cosas. Al contemplar el mar, en vacaciones, surgen varias preguntas: ¿cuál es la amenaza más inmediata de los océanos? ¿Qué puede hacer un ciudadano para mantener su salud? ¿Y qué están haciendo administraciones, empresas y organismos públicos?

Uno de los principales peligros para el agua son los residuos plásticos, que ya superan en número a las criaturas del mar

Adiós a los plásticos de un solo uso

El consenso es claro. Uno de los principales peligros para el agua son los vertidos incontrolados de basura y, en concreto, los residuos plásticos, que ya son mayoría y superan en número a las criaturas del mar. Esta ingente cantidad de desechos envenena a la fauna marina y ya se cuela en nuestros platos de comida en forma de microplásticos, fragmentos diminutos que van saltando por la cadena alimentaria. Su presencia se ha detectado hasta en la lluvia. Pero no hay que bucear demasiado para encontrar estos cuerpos extraños. Como demuestran Kortajarena y Mantuliz, basta un paseo por cualquier paisaje para encontrar botellas, bolsas y envoltorios abandonados en la naturaleza.

Para paliar este fenómeno, la Unión Europea ha prohibido la venta de productos de plásticos de un solo uso (platos, cubiertos, bastoncillos, pajitas) desde el pasado 3 de julio (en España, falta su transposición al ordenamiento jurídico nacional). Una medida que las empresas también deben adoptar para adecuarse a la política europea, emprender el camino de la sostenibilidad y cumplir el sexto ODS, aquel que habla de proteger el agua y garantizar su suministro. Las compañías ya están en marcha, y algunas, como Ikea, han sido pioneras en embarcarse en esta misión. Como indica Mónica Chao, su directora de Sostenibilidad en España: “Nosotros ya hemos eliminado todos los plásticos de un solo uso en nuestra producción, cafeterías y restaurantes”. A la vez, cualquier persona puede contribuir a esta causa. Un ejemplo sencillo es prescindir de las bolsas de plástico y llevar una de tela o usar frascos de cristal. También verificar lo que se compra y consume, de dónde vienen los objetos y productos. Y, por supuesto, no tirar la basura por ahí, recoger lo que se pueda e incluso participar en batidas, como hace el propio Kortajarena. De todos depende que esto cambie.


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