Desesperación, euforia, inestabilidad. Y, ahora, incertidumbre.
Usman Garuba sigue arrastrado por la frenética montaña rusa de sensaciones y emociones en la que se subió desde que se subió a la NBA a finales de 2021 después de ser drafteado el 23. El pívot de 21 años se halla en una especie de incierto desierto ahora, en tierra de nadie con su traspaso a los Atlanta Hawks desde los Houston Rockets.
El contexto de cambios en la franquicia de Texas con la llegada de Ime Udoka y la vorágine de movimientos en el inicio de la agencia libre con la incorporación de Fred VanVleet en primer plano han acabado sacando a Garuba de un equipo que hace nada visualizaba un futuro con el español, con altos y bajos en la recta final de temporada pero en curva descendente.
El Eurobasket del pasado verano descubrió a Usman Garuba a ojos de los Rockets para que se dieran cuenta de lo que tenían y, sobre todo, de su entrenador hasta este curso, Stephen Silas. Deslumbrado por la versatilidad del ex del Real Madrid en ambos lados de la cancha, su famoso “no sabía que Garuba era tan bueno” marcó el cambio de su política con el interior para concederle un rol más relevante.
El papel testimonial del pívot en su campaña de ‘rookie’, la 2020-2021, podía justificar en gran parte el desconocimiento de su entrenador. Esclavo de las lesiones, el internacional español quedó atrapado en el círculo vicioso de la poca participación, la ansiedad por querer demostrar y la frustración resultante de ambas, limitado a sólo 24 partidos con paso por el equipo de la G-League, con sólo 10 minutos en pista y 2 puntos y 3,5 rebotes de media, dando buena muestra ya de su capacidad reboteadora a pesar de todos los contratiempos físicos.
La sorpresa de Silas vino seguida de intriga e interés por dar a Garuba cada vez mayor confianza. Los 10 minutos de juego pasaron a ser prácticamente lo mínimo que jugaría a principios de la temporada que acaba de terminar del interior de Azuqueca de Henares, que, mayoritariamente como suplente de Alperen Sengun, llegó a sobrepasar los 20 minutos en pista. El impulso del Europeo, aparte de su constante mejora en todas las áreas del juego y en su físico, vino acompañado de un notable cambio de mentalidad.
“Hay que estar siempre preparado, es clave en esta liga, es algo que aprendí mucho el año pasado, ya que al principio me frustraba por no jugar, algo normal porque venía de Europa. Pero aquí es distinto y tienes que adaptarte a ello”, destacaba Garuba a MD en noviembre. Dispuesto a contribuir sobre todo desde su polivalencia, el campeón de Europa desplegó con consistencia sus múltiples virtudes, con su facilidad para machacar el aro, capacidad reboteadora y pasadora desde el roll corto e inteligencia para poner bloqueos en ataque y su habilidad para taponar, rebotear y defender todas las posiciones en defensa.
Dada esa versatilidad, Usman Garuba se propone acabar siendo un perfil en la NBA parecido al de Draymond Green y, de hecho, su entrenador reconoció a MD que veía en el internacional español similitudes con el ala-pívot de los Warriors. “Green ha ido ganando el baloncesto que tiene con el paso de los años, no ha sido inmediato. Garuba es un chico un poco más tranquilo que Draymond (dijo bromeando), pero veo similitudes entre ellos”, remarcó entonces Silas.
Con todo ello, los Houston Rockets no dudaron en activar su opción de franquicia por una temporada más en otoño pensando en el año siguiente, viendo al pívot como uno más en su prometedora camada de jóvenes.
Sin embargo, la efervescencia del Eurobasket y de principio de temporada de Garuba se fueron diluyendo y especialmente a partir de enero cayó en la irregularidad, alternando partidos sin participar con otros de 5 minutos y otros con 15 o algo menos. Aún así, y comentando esta pérdida de minutos, Stephen Silas resaltó la constante mejora del español, que iba dejando acciones defensivas de impacto ante jugadores del calibre del MVP, Joel Embiid.
Aparte, y consecuencia de su innegociable y constante trabajo, Usman se animó cada vez con los triples con un acierto decente, de un 9/21 en los primeros 50 partidos, a un 13/35 en los 32 últimos, de un casi 43% a un 27% pero con más volumen de tiro y, en cualquier caso, evidenciando también la evolución en esta faceta.
Los números de final de campaña respaldaban el progreso advertido por Silas en Garuba a pesar de los altibajos. Si bien las estadísticas tradicionales no dicen tanto pese a sus buenas cifras en rebote y tiro -3 puntos, 4 rebotes, 1 asistencia, un 48,6% en tiros de campo y un 40,7% en triples en 13 minutos-, la estadística que apunta Sergio Rabinal en su análisis en Sporting News dice mucho: es el único de toda la NBA que registró más de 1,5 robos, 1 tapón, 10 rebotes y un 40% desde el perímetro por cada 36 minutos.
A pesar del despido de Silas, el crecimiento del jugador de Azuqueca de Henares y más circunstancias reseñables hacían prever un horizonte ciertamente esperanzador. Una de ellas, el encaje con Alperen Sengun como primer suplente en la rotación del talentoso pívot turco, la piedra angular sobre la que los Rockets están construyendo su futuro, tan completo que ‘Baby Jokic’ es su apodo.
Además de su gran relación con Garuba que viene de los enfrentamientos en categorías inferiores entre España y Turquía, las diferentes características de ambos hacían que se complementaran a la perfección. “Nos llevamos muy bien y Garuba es perfecto porque la defensa no es mi punto fuerte y sí el suyo”, reconocía Sengun a MD en febrero durante el All-Star.
La contratación de Ime Udoka podía ser otro motivo para confiar en un papel más relevante de Usman Garuba, dado que se espera que el técnico construya al equipo a partir de la defensa como hizo con los Celtics, con la incorporación de un defensor de Dillon Brooks dejando claro por dónde van los tiros.
Sin embargo, el ajetreo de este fin de semana en Houston con VanVleet como fichaje de relumbrón ha dejado sin sitio al pívot pese a su capacidad de jugar de ‘3’, ‘4’ o ‘5’. La reciente incorporación de Jock Landale y Jeff Green como segundas espadas en el pívot tras Sengun ha dejado claro cuál es el planteamiento de los Rockets.
Con Jabari Smith y Tari Eason lo tiene muy difícil en ala-pívot, por no decir cómo de alta queda la competencia en el ‘3’ con el número 4 del draft, Amen Thompson, y Brooks. Y con un contrato como el de VanVleet -3 años y 130 millones-, los Rockets han considerado deshacerse del salario de un jugador con el que no iba a contar Udoka aunque, aún con contrato de ‘rookie’, sea sólo de 2,5 millones.
Garuba lo tiene por ahora complicado en los Atlanta Hawks
En una operación destinada fundamentalmente a liberar espacio salarial, los Rockets han enviado a los Atlanta Hawks a TyTy Washington junto a Garuba, con poco sitio por ahora en la franquicia de Georgia, por delante Clint Capela y Onyeka Okongwu en el pívot y mucha congestión entre el ‘3’ y el ‘4’ con Jalen Johnson, Saddiq Bey, De’Andre Hunter, AJ Griffin o Rudy Gay.
Habrá que ver qué cambios más se producen este verano en Atlanta y si ayudan a dilucidar el futuro de Usman Garuba, con el escenario de la renovación para traspasarle también posible. A grandes males grandes remedios y, con el Mundial acercándose, el de Garuba podría ser el mismo que el del verano pasado para relanzar su incipiente carrera en la NBA: la selección.