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La increíble historia de Albert Costa: del robo de su sueño a ganar las 24 Horas de Le Mans

La increíble historia de Albert Costa: del robo de su sueño a ganar las 24 Horas de Le Mans

Albert Costa (2 de mayo de 1990, Barcelona) lo decía todo con el gesto que hizo justo antes de subirse a lo más alto del podio de La Sarthe como nuevo ganador de las 24 Horas de Le Mans en la categoría de LMP2. Al acceder a esa icónica zona de podio y ver a toda la gente que invadía la pista, empezaba a asimilar lo que había logrado. Se llevaba las manos a la cabeza. No podía creerlo. Ni en el mejor de sus sueños habría podido imaginar lo que ocurrió el pasado fin de semana en la carrera de las carreras. Sobre todo, en su estreno en esta mítica cita, cuando hace tan solo unos meses no sabía qué sería de su futuro. Paso de no tener nada, a ganar en Le Mans. Pero si por algo fue especial ese éxito para el piloto de Les Corts fue por todo el sufrimiento de años anteriores. Albert pasó de ser un joven con una enorme proyección, que llegó a mirar la F1, a ver como era víctima de una estafa que le dejaba sin dinero, sin volante y sin sueños, al borde de la retirada. Pero no se rindió. 

Muchos de los grandes especialistas del motor veían a Albert como carne de F1, uno de los mayores talentos que había dado este país, cuando en 2009 ganó el campeonato de la Eurocup 2.0 de las World Series by Renault. Venció ante Jean-Éric Vergne (posterior piloto de F1 con Toro Rosso), a Antonio Félix Da Costa (posterior campeón de Fórmula E) en su segundo curso en una categoría en la que Kevin Magnussen, que también alcanzó la F1, terminó 7º. Todo ello, después de que en 2007 la suspensión de pagos de su patrocinador principal hiciera temblar su carrera en 2007. 

El coche 34 del Inter Europol de Albert Costa, en la lucha por ganar Le Mans en LMP2

Inter Europol

Posteriormente, en 2010 y 2011 compitió en la Fórmula Renault 3.5. Fue 5º en su primer año y 4º en su segundo curso, finalizó 4º, batallando con pilotos como Brendon Hartley (llegó a la F1 y es ahora piloto del equipo oficial de Toyota en el Mundial de Resistencia), Vergne, Daniel Ricciardo (llegó a Red Bull en F1) y muchos otros. Costa había demostrado el talento necesario para estar en F1. Sin ir más lejos, el australiano Ricciardo llegó al ‘Gran Circo’ durante ese mismo 2011 de la mano de HRT antes de dar el salto a Toro Rosso. Albert miraba la F1, quería acercarse a ella pasando antes por la GP2, pero jamás logró el presupuesto. Eso sí, hubo un momento en el que pensaba que lo lograría. 

En aquel momento, algunas personas quisieron ayudarle. Una en concreto. Llegó a tener sobre la mesa un contrato millonario para correr en GP2, con varios patrocinadores de altísimo nivel. Pero cuando estaba en el aeropuerto esperando para viajar para firmar, aquel señor no se presentó. Desapareció, como contó hace años en una triste carta en la que pedía ayuda a través de las redes. Se quedó sin dinero, sin volante y sin sueños. 

La triste carta que escribió Albert Costa en 2012

“Quiero hacer llegar el mensaje a todo el mundo de que soy un agente completamente libre. Durante el invierno mucha gente llegó a mi vida acercándose con la promesa de que me iban a ayudar si se convertían en mi representante. Me hablaban de llevarme a la Fórmula 1. Los últimos dos meses he estado trabajando con alguien que dijo que había encontrado un patrocinador grande y que todo estaba arreglado para que continuase en las World Series. Incluso llamamos a Carlin, y le dije a Trevor (Trevor Carlin, jefe del equipo Carlin) que tenía un patrocinador, pero cuando llegó el momento de hablar de un contrato, éste tipo dijo, ‘No, no. Hay un problema con el patrocinador’, y desapareció. Desde hace una semana estoy solo, libre, sin representante y sin dinero”, decía Albert, que por aquel entonces, en enero de 2012, tenía 21 años. 

“Conozco a Jean-Eric (Vergne), (Daniel) Ricciardo y Charles Pic y, a veces, he competido contra estos pilotos. Estaban más o menos en el mismo año que yo en la World Series by Renault, pero ellos están ahora en la F1 y de momento parece que yo voy a quedarme en casa”, añadía por ese entonces. 

“He intentado permanecer en la Renault 3.5, pero no dispongo de presupuesto necesario y he tenido que dejarlo. No tengo representante, no tengo patrocinador, espero poder seguir con mi carrera en cualquier serie de GT o Turismo. Se está haciendo muy tarde para llegar a un acuerdo, pero sólo quiero correr, ya sea en coches de turismo u otra categoría. Realmente no me importa si gano dinero, pero va a ser muy malo para mí si me paso este año en casa. Todos estos links que estoy mandando son la explicación de la situación en la que me encuentro. ¡Corred la voz amigos!”, finalizó.

Cambio de enfoque

Albert pasaba de mirar hacia la oportunidad de la F1, a pensar en reinventarse y seguir su carrera en GT o turismos. Por ese entonces, pensaba que si no llegaba a la F1, un posible sueño podría ser el Mundial de Turismos, el Mundial de Resistencia, y sobre todo, correr las 24 Horas de Le Mans. Pero no sabía que algunos de esos anhelos se iban a cumplir. Tras ser estafado por ese individuo, compitió en 2012 en la Eurocup Mégane Trophy, competición en la que se estrenó con el título. Pese a ello, la falta de apoyos económicos le haría dejar la competición por los siguientes 4 años, época en la que intentó ayudar en el taller de pintura de cascos y motos de su padre, Luís Costa. Hasta que finalmente, cuatro primaveras más tarde, encontró un volante con el equipo Emil Frey. 

Pasaba entonces a competir en GT3. En GT destacaría, brillaría con luz propia. Y así fue como Lamborghini puso sus ojos en él. Albert se convertía en piloto oficial de la marca para disputar competiciones como  las 24 horas de Daytona, el ADAC GT Masters y la Blancpain

Albert Costa y Jack Aitken 

Brecht Decancq

Oportunidad de última hora

Sin embargo, Albert tomó una decisión clave antes del inicio de la presente temporada. Lamborghini no le anunció entre la los pilotos del programa de LMDh con el que llegará a Le Mans el próximo año. Y finalmente, el catalán, al no sentir la confianza necesaria dentro de Lamborghini, decidió mover ficha. Su padre le pedía que se pensara ese movimiento. Tenía algo para pilotar en el ADAC GT Masters, pero finalmente no se concretó. Albert se quedaba sin volante, de nuevo. Pero fue entonces cuando le apareció una opción inesperada: competir en el Mundial de Resistencia con un equipo de lo más modesto, el Inter Europol, en categoría LMP2, la clase de plata del Mundial (WEC).

Albert Costa ya dejó claro de lo que era capaz en la segunda carrera del año, con un relevo espectacular para llevar a su equipo hasta su primer podio en el WEC. Y dos carreras más tarde, querían hacer historia en las 24 Horas de Le Mans. Parecía impensable que un conjunto con tan pocos recursos, tan joven, pudiera retar en las 24 Horas a cuadros tan destacados como Prema, WRT, United Autosport o Jota. Además, la sesión de clasificación aún le complicaba más las cosas: el coche 34 de Albert Costa salía 13º a la carrera debido a una ‘qualy’ en la que tuvieron muy mala suerte.

Una exhibición pese a las dificultades

Fue entonces cuando Albert avisaba. Decía que el ritmo era bueno y que debían estar en la lucha por todo. Estaba segurísimo de ello. Y en carrera se confirmó.  Realizó un enorme primer relevo, cogiendo el coche 7º y dejándoselo en 2ª posición a su compañero Fabio Scherer, que lo pudo líder. Y se repitió ecuación por la noche con otra exhibición de ambos, con Albert Costa aguantando la presión de todo un Robert Kubica que no podía cazarle. 

Albert Costa, ganador de las 24 Horas de Le Mans en LMP2

Twitter Inter Europol

Pero no sería fácil: A Scherer le pisó el pie otro coche en boxes y tuvo que pilotar durante casi toda la carrera lesionado. Después llegó una penalización del coche a última hora que se unía a un problema con la puerta y con la radio que le pudieron aún más picante a los instantes finales de la carrera. Pero finalmente, lograron un triunfo épico. En el estreno de Albert Costa en Le Mans, el piloto de Les Corts se coronó ante el mundo. Pasó de no tener volante, a estar en el radar de muchos. Mira ahora hacia la categoría reina del Mundial de Resistencia, la clase de Hypercars. Sigue teniendo un futuro brillante por delante. 

Albert Costa, ganador de las 24 Horas de Le Mans en LMP2

Inter Europol




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