Si bien muchas personas aprovechan el momento de darse un baño para cantar sus temas musicales favoritos, otras tantas utilizan ese tiempo para intentar resolver los problemas que les preocupan en la vida. Esta es la increíble razón por la que las mejores ideas se nos ocurren en la ducha.
Si te encuentras entre las segundas, probablemente te habrás preguntado por qué es tan frecuente que se nos ocurran todas las cosas siempre en el baño y qué sucede con este fenómeno inexplicable.
Por qué las mejores ideas se nos ocurren en la ducha
La ciencia lo ha estudiado y tienen algunas respuestas interesantes para ofrecernos, como que esta desconexión que se produce mientras nos aseamos puede ser importante para solucionar las cosas.
¿Somos más inteligentes en la ducha?
Esta teoría es cierta sólo a medias, ya que como describen los profesionales en la materia, entre ellos el psicólogo organizacional Benjamin P. Hardy, es posible que consigamos avances significativos si descansamos un rato y nos olvidamos de ese asunto que nos tiene ocupados porque necesita una respuesta inmediata.
Al desconectar la mente por un momento de la cuestión que nos inquieta es casi seguro que habrá pensamientos más claros consecuencia de la relación con reflexiones aparentemente inútiles, pero que podrían brindarnos otra arista, un abordaje distinto para su posterior desenlace.
La red de modo predeterminado
Allí entra en juego algo que se conoce como DMN, o red de modo predeterminado, un patrón que regula la actividad del cerebro cuando los seres humanos se toman una pausa tras pasar un tiempo largo pensando en una problemática. Consiste en recibir inspiración en el instante de relajación, justo a la inversa de lo que uno imaginaría.
Los científicos definen esta DMN como “el estado al que regresa el cerebro cuando no está involucrado activamente”. Así lo describe Roger Beaty, neurocientífico y director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva de la Creatividad en la Universidad Estatal de Pensilvania.
Dicho de otra forma, las conexiones cerebrales que son claves para la resolución de conflictos se habilitan únicamente si las dejamos divagando, por lo que no es conveniente forzar la concentración.
Marcus Raichle, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, agrega que “en las primeras etapas de la generación de ideas” la mente trabaja de un modo diferente, basándose en experiencias pasadas y conocimientos sobre el mundo que ha adquirido.
Así, tiene sentido que incluso cuando intentamos aprender algo o resolverlo, nos tomemos alguna que otra pausa para dejar que el cerebro “reorganice” la información y los datos, y nos suponga menos esfuerzo encontrar el camino de la salida para ese problema que nos afecta.
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