Sofía de Borbón Ortiz, la hija menor de los Reyes, cumple este viernes 15 años, una edad que en muchas culturas marca la última frontera de la infancia. Acudirá a clase como cualquier otro día y celebrará su aniversario en privado. Pero será la primera vez que lo haga sin su hermana Leonor, que el pasado domingo regresó al UWC Atlantic College, el internado de Gales donde cursa el bachillerato internacional. Las dos hijas de Felipe VI y la reina Letizia han estado muy unidas desde niñas. Más que amigas son cómplices, según quienes las han tratado de cerca. Leonor, más reflexiva, siempre ha protegido a su hermana menor, espontánea e inquieta; mientras que Sofía le ha servido de apoyo cuando ha tenido que ir asumiendo sus primeras responsabilidades como heredera: la ceremonia en la que recibió el Toisón de Oro, en enero de 2018, o su primer discurso, en la entrega de los premios Princesa de Asturias en octubre de 2019 en Oviedo. Ambas practican la equitación y el esquí, aunque Sofía es más deportista y su hermana más melómana. Una es del Real Madrid (la menor) y otra del Atleti (la mayor), pero no parece que eso sea motivo de riña.
Durante años era fácil confundirlas. Rubias y alegres, de una estatura similar, compartieron colegio —el Santa María de los Rosales, en Aravaca (Madrid), un centro privado mixto donde también estudió su padre, Felipe VI— y campamento de verano en Estados Unidos. Sentada una junto a otra, intervinieron en la lectura coral del Quijote en abril de 2020, que se celebró de manera virtual debido a la pandemia. Y el pasado 14 de julio, por primera vez sin sus padres, acudieron al Hayedo de Montejo, en Madrid, para participar en el Día Europeo del Medio Ambiente, con una treintena de jóvenes de 11 nacionalidades distintas, y plantar media docena de árboles.
Pero los caminos de las dos hermanas han empezado a bifurcarse. Y no solo porque Leonor se haya ido a estudiar al extranjero; mientras Sofía cursa tercero de la ESO en el colegio de siempre. A medida que se acerca la fecha en que la Princesa de Asturias cumplirá 18 años, el 31 de octubre de 2023, y jurará la Constitución ante las Cortes, la Casa del Rey ha acentuado el protagonismo que le corresponde como heredera del trono. Antes de regresar a Gales, el pasado domingo, la Princesa de Asturias acudió, el 20 de abril, a un instituto de educación secundaria en la localidad madrileña de Leganés para asistir a unas charlas sobre ciberseguridad para adolescentes. Era su segundo acto en solitario, tras la visita que hizo en marzo de 2021 al Instituto Cervantes, con motivo del 30 aniversario de la institución.
Aprovechando las vacaciones de Leonor, las dos hermanas acudieron con sus padres, el pasado día 16, a un centro de acogida de refugiados ucranios en Pozuelo de Alarcón, en Madrid, pero todas las cámaras se centraron en la Princesa de Asturias, que lucía una camisa con bordados tradicionales de Ucrania, como había hecho su madre al inicio de la invasión, mientras la infanta Sofía quedaba en segundo plano.
Sofía debe su nombre a su abuela paterna, la reina Sofía de Grecia, aunque su madrina fue su abuela materna, Paloma Rocasolano. Ser el primogénito marca la vida de cualquier persona, pero en la Familia Real supone el ser o no ser. Si Sofía hubiera nacido varón, habría generado un conflicto constitucional, pues la Carta Magna otorga primacía al hombre en la línea sucesoria, pese a proscribir cualquier forma de discriminación por razón de sexo.
Haber nacido mujer un año y medio después de su hermana la relega a la condición de infanta, aunque sus padres la han educado en la idea de que la Corona que heredará su hermana no es un privilegio, sino una servidumbre que ella deberá ayudarle a sobrellevar. Criada en una familia que ha sufrido dolorosas rupturas —el alejamiento de sus tías, la marcha de su abuelo, a quien no ha vuelto a ver en persona desde hace 21 meses— se esmerará seguramente en cuidar los fuertes lazos que la unen con su hermana.
Sofía no será educada para reinar. No tendrá que recibir formación militar como Leonor, futura capitana general de los tres ejércitos. Los Reyes quieren que tenga una profesión y pueda gozar en el futuro de independencia económica. Pero sin olvidar que es la segunda en la línea de sucesión y que un día podría tener que asumir el trono por fallecimiento, incapacidad o renuncia de su hermana. Ese es el destino de una infanta: prepararse para un día que se desea fervientemente no llegue nunca.
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