La Junta de Andalucía organiza unas jornadas que equiparan al franquista Pemán con el exiliado Alberti


Un joven Rafael Alberti se disponía a recitar unos versos en un acto literario en Cádiz al que había sido invitado cuando un muchacho se levantó y le advirtió de que no podrá decir nada en la sala mientras permaneciera en ella Jose María Pemán, entonces presidente del Ateneo de la ciudad. “Cuando lo fui a invitar a que se fuese, ya no estaba. Había tenido el buen acierto de marcharse”, recuerda el poeta en su autobiografía La arboleda perdida. Aquello ocurrió el 26 de marzo de 1931 y medio siglo después, los dos personajes se volvieron a encontrar casualmente en un contexto muy diferente. Pemán, como el escritor que ayudó a apuntalar al franquismo, ya reconvertido de nuevo en monárquico. Alberti, como pregonero del Carnaval de Cádiz, tras regresar de un largo exilio. La foto de ese momento, unas pocas cartas de cortesía entre ambos, un encuentro en Francia y una supuesta intercesión para que Alberti viajase a escondidas en plena dictadura —envuelta en dudas de si realmente ocurrió— han sido suficientes para que la Junta de Andalucía monte unas jornadas sobre ambos rodeadas de polémica.

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Las asociaciones memorialistas denuncian que este congreso es un instrumento para “blanquear” a un bastante olvidado Pemán y equipararlo con un poeta de la generación del 27, cuyo regreso a España en 1977 es uno de los símbolos de la Transición. La nieta del autor de Marinero en tierra, Marina Alberti, denuncia además que no cuentan con su permiso y que si dependiese de ella y su madre esas jornadas “no existirían”.

El primero de los dos días de las I Jornadas Andaluzas de Letras para la Concordia —así se llama el congreso con vocación de ser anual— tuvo lugar este viernes con boato y la presencia del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, donde se aprobó la Constitución de 1812. Y aunque en el acto de presentación Moreno ha repetido hasta la saciedad la palabra “concordia” con la que ya hace años enterró las de memoria histórica, lo cierto es que el polémico acto es reacción directa a la decisión del Ayuntamiento de Cádiz de retirar la placa y el busto de Pemán de su casa natal, en junio de 2021.

Tras la remoción —realizada en virtud de la Ley de Memoria Democrática y tras el informe de historiadores—, la Administración andaluza organizó una suerte de acto de desagravio al escritor conservador un mes después y anunció unas conferencias anuales que estarían dedicadas de nuevo a él, aunque ahora basadas en su relación con Alberti. Pero, ¿merece un escritor hoy en día olvidado en las librerías y cuestionado por su exaltación del golpe de Estado —que matizó en la vejez— un homenaje equiparado al de un poeta de la generación del 27?

José María Pemán, con el rey Juan Carlos, después de que el monarca le entregase el Toisón de Oro, el 19 de mayo de 1981.MARISA FLÓREZ

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José Pettenghi, profesor y autor La escuela derrotada: depuración y represión del Magisterio en la provincia de Cádiz (1936-1945), asegura que “rotundamente no” merece el reconocimiento y aporta razones: “Es un acto de manipulación y desmemoria total, de no saber quiénes eran uno y otro. Utilizan la figura de Alberti para dar un blanqueado a Pemán. Es la típica figura del vencedor franquista, frente a la de un derrotado en el exilio porque su vida corría peligro”.

Más allá de todos los textos de arengas y discursos que el escritor también defensor de la dictadura de Primo de Rivera escribió a favor del golpe de Estado de 1936 —ahí está el poema antisemita La bestia y el ángel—, una mancha oscura persigue al personaje. “Fue el presidente de la Comisión Cultura y Enseñanza que depuró a los maestros”, ha recordado la Coordinadora Andaluza por la Memoria Histórica y Democrática en una denuncia contra el acto de la Junta, presentada ante el relator de la ONU para la Memoria Histórica y Democrática, Fabián Salvioli. Pettenghi atribuye al escritor conservador “el marco normativo” con el que se elaboraron esas listas de profesores en las que, aproximadamente, “un 15% fueron ajusticiados” en la provincia de Cádiz.

El hispanista Paul Preston dedica hasta 150 páginas de su obra Arquitectos del terror a todo este pasado de Pemán y, por eso, llegó a posicionarse en el verano pasado a favor de la retirada de la placa: “Se le debe reconocer como uno de los más eficaces incitadores del odio en la Guerra Civil”. Sin embargo, en los títulos de las más de 12 ponencias que se celebran entre este viernes y el sábado —ecuánimemente divididas entre los dos autores—, no hay referencia expresa alguna a esa faceta política de su vida por la que llegó a ser más conocido. En buena medida, el propio Pemán ya se encargó en vida de dejar claro su viraje hacia las tesis más monárquicas que franquistas, a partir de la década de los 60 y 70. Además, sus escritos se despojaron de arengas políticas y se centraron en el catolicismo y un costumbrismo ya anacrónico para el momento.

Obra de “poca” calidad

La abundante y profusa obra de Pemán —escribió poesía, teatro y artículos periodísticos— tampoco ha resistido con entereza siquiera el paso del tiempo. “Algunos artículos tenían gracejo, pero como poeta era intragable. Vas a cualquier librería y no tienen sus obras. No ha sido reeditado”, asegura el poeta Jesús Fernández Palacios en Los Pemanes de Pemán, un documental realizado por la Diputación de Cádiz el pasado mes de noviembre. Ni siquiera Ana Sofía Pérez-Bustamante Mourier, profesora de Literatura Española de la Universidad de Cádiz y estudiosa de la obra del gaditano, le zafa de la crítica. “En términos absolutos, tiene poca [calidad]. Nació ya anacrónico”, ha explicado la experta en una valiente ponencia en el transcurso de las jornadas —en presencia del hijo del escritor, José María Pemán Domecq— en la que ha suscrito las palabras de Preston y ha dejado claro que su peso literario “no es equiparable” con Alberti. “No creo que tenga sentido desagraviarle”, ha añadido en las mismas jornadas que justo nacieron con ese fin.

Con la vejez, el autor de El divino impaciente se supo construir una imagen de embajador de las letras gaditanas y de promotor de artistas, aunque estos fuesen contrarios a sus ideas conservadoras. El documental de la Diputación recuerda su intercesión para el regreso del extranjero del filólogo Ramón Menéndez Pidal en 1947, el apoyo al actor Francisco Rabal o la exhortación a Alberti, pronunciada en un poema en 1954, a volver al “recto camino” de España.

A Pemán también se le atribuye un supuesto encuentro con Alberti durante su exilio —narrado por él mismo en sus diarios— e incluso su presunta mediación para que Alberti regresase a El Puerto en viaje clandestino en pleno franquismo. Este último punto incluso ha sido referido por Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, en su participación en las jornadas. Sin embargo, Pérez-Bustamante pone en duda si eso realmente ocurrió, lo mismo que hacen fuentes cercanas al autor de Marinero en tierra. Para Pettenghi, “no es más que leyenda de que favoreció a Alberti, pero de eso no hay nada probado”.

Dolores Ibárruri, La Pasionaria, y Rafael Alberti, diputados del PCE, en el Congreso durante la constitución de las Cortes constituyentes, el 13 de julio de 1977.Marisa Flórez

De hecho, en los fondos de la Fundación de Rafael Alberti de El Puerto de Santa María solo obran dos cartas en tono cordial de Pemán y dos obras dedicadas, según ha podido saber este medio. En las jornadas se han referido además, otras dos cartas de Alberti a Pemán, conservadas en la biblioteca personal del segundo. “Es una relación episódica, guardando las formas de la buena educación”, ha minimizado Pérez-Bustamante.

“Toda esta película está creada de un encuentro casual”, explica Rafael Gómez Ojeda, alcalde de El Puerto en los años ochenta y actual presidente del Foro por la Memoria Histórica de esta localidad, en referencia a la foto de ese carnaval de 1981 que ilustra las jornadas. “Doy fe personal de que cuando regresó del exilio le propusimos a Rafael [Alberti] un encuentro con Pemán en el centro de la Bahía y Rafael se negó tajantemente”. Y hoy en día la unión de ambos literatos tampoco agrada a su familia. Aunque la Consejería de Cultura asegura que la familia de Alberti ha “colaborado y participado”, Marina Alberti, nieta del poeta y portavoz de su madre, lo niega, a preguntas de EL PAÍS: “A nosotras no nos contactó nadie. Si dependiera de nuestra decisión, esas jornadas no existirían […]. Por razones evidentes, por nuestra parte nos parece lamentable vincular ambas figuras”. EL PAÍS también ha consultado a la viuda del artista portuense, María Asunción Mateo, si la Junta ha contado con su permiso, pero no ha recibido respuesta.

En las jornadas, la ausencia de la familia más cercana de Alberti ha resultado clamorosa, aunque sí estaban presentes muchos descendientes de Pemán. Tampoco han estado invitadas las asociaciones memorialistas. Pilar Peruyera, secretaria del Foro de El Puerto, ya contaba con ello, pero muestra su dolor por el uso del nombre de Alberti: “Nos quitan las lágrimas, la figura de Alberti, nos quitan todo […]. El discurso de la equidistancia es el mismo que el del negacionismo”. Pettenghi tampoco ha estado entre los asistentes, pero no se priva de comparar a ambos escritores: “Pemán fue un tipo sinuoso que fue renunciando a sus ideas, pero Alberti nunca renunció a ellas. Fuera de Cádiz, el nombre de Pemán está cubierto por el polvo del olvido, sin embargo, Alberti no es así porque tiene una obra potente, fuerte y comprometida”.


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