EL PAÍS

La justicia belga decreta prisión preventiva para el eurodiputado belga Marc Tarabella por el ‘Qatargate’


Marc Tarabella, el 2 de febrero en Bruselas.YVES HERMAN (REUTERS)

El Qatargate extiende más su mancha por el Parlamento Europeo. El juez a cargo de la instrucción del escándalo de presuntos sobornos a favor de países como Qatar o Marruecos en la Eurocámara ha decretado este sábado prisión preventiva para el eurodiputado belga Marc Tarabella, al que ha acusado de corrupción, blanqueo de dinero y pertenencia a organización criminal, según ha confirmado un portavoz de la Fiscalía Federal . Otro parlamentario europeo, el italiano Andrea Cozzolino, está arrestado desde el viernes en Italia bajo una orden internacional de detención emitida por Bruselas por el mismo caso de corrupción que ha sacudido a las instituciones europeas.

Con Tarabella, ya son cuatro los inculpados por el Qatargate que permanecen en prisión preventiva. Desde que el escándalo estallara hace dos meses, permanecen detenidos además la también eurodiputada y ya exvicepresidenta parlamentaria Eva Kaili, su pareja y asistente parlamentario Francesco Giorgi y el exeurodiputado italiano Pier Antonio Panzeri. Un cuarto imputado, Niccolo Figa-Talamanca, director de una ONG ligada a Panzeri, ha sido puesto en libertad, pero también tendrá que responder ante la justicia por corrupción y blanqueo de dinero.

A la lista podría unirse próximamente el italiano Andrea Cozzolino. La policía judicial belga había acudido a su domicilio bruselense el viernes para, al igual que hizo con Tarabella, llevárselo detenido para interrogarlo, pero el eurodiputado socialista se encontraba en Italia, en un hospital de Nápoles para ser tratado de una afección. Pese a ello, la Fiscalía belga ha confirmado este sábado que el parlamentario, que al igual que Tarabella ha negado públicamente su participación en la trama de sobornos liderada por su amigo Panzeri, fue detenido la víspera tras emitirse una orden de arresto internacional. De acuerdo con la Fiscalía, su comparecencia más o menos inmediata ante la justicia belga depende ahora de si Cozzolino acepta ser deportado para declarar en Bruselas o no, lo que podría retrasar todo el proceso, aunque el político siempre ha asegurado que estaba dispuesto a hablar ante las autoridades judiciales.

La posibilidad de que ambos fueran arrestados era algo esperado desde que el Parlamento Europeo votó a favor del levantamiento de su inmunidad el pasado 2 de febrero, en un proceso exprés realizado a petición de la justicia belga, que ha tenido a ambos en su mira desde que estallara el escándalo el 9 de diciembre. De hecho, la policía ya había registrado el domicilio de Tarabella hace dos meses, en el marco de la oleada de registros en la que las autoridades belgas acabaron incautándose de hasta 1,5 millones de euros en efectivo escondidos en maletas y bolsas halladas en los domicilios de Kaili y Panzeri. En el caso de Tarabella, los agentes solo se llevaron material informático.

Este viernes, la policía volvió a registrar dependencias del eurodiputado belga, en esta ocasión varias oficinas de la alcaldía de Anthisnes, la localidad a unos 120 kilómetros de Bruselas de la que es alcalde, así como de una caja de seguridad a su nombre en un banco de Lieja. Además, selló su oficina en la sede de la Eurocámara en Bruselas, al igual que la de Cozzolino.

No ha trascendido si en la nueva operación se han hallado pruebas de la implicación de Tarabella en la trama, tal como afirma el cabecilla del Qatargate, Pier Antonio Panzeri. El exeurodiputado italiano firmó a mediados de enero un acuerdo con la justicia belga para contar toda la trama de sobornos a cambio de una reducción de su pena. Tras el pacto, su mujer y su hija, detenidas en Italia y pendientes de extradición, fueron además puestas en libertad. Según ha trascendido en la prensa belga, Panzeri ha asegurado que pagó a Tarabella hasta 140.000 euros por hacer políticas y discursos favorables a Qatar en la Eurocámara de cara al Mundial de Fútbol que se celebró en ese país del Golfo a finales del año pasado. El belga ha negado públicamente esas acusaciones.

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En el caso de Cozzolino, la justicia belga sospecha del italiano por su amistad con Panzeri y por haber empleado como asistente parlamentario a Francesco Giorgi, que también había trabajado con el exeurodiputado y que ha reconocido asimismo estar implicado de lleno en la trama de sobornos. Además, hasta el estallido del Qatargate, Cozzolino presidía la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con los países del Magreb. Además de Qatar, la justicia belga quiere averiguar hasta qué punto está involucrado Marruecos en la trama de corrupción de los altos representantes europeos.

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