La justicia francesa obliga a Google a negociar con los editores de prensa un pago por sus contenidos

Edificio de Google en California.
Edificio de Google en California.MIKE BLAKE / Reuters

El impuesto sobre determinados servicios digitales, más conocido como tasa Google, recibió este miércoles luz verde en el Senado. Ahora, tal y como establece el proyecto de ley que crea el nuevo tributo, habrá que esperar tres meses desde su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) para que entre en vigor, por lo que previsiblemente empezará a funcionar a inicios de 2021. La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, celebró su aprobación y destacó que es un paso más en la adaptación de las reglas fiscales al siglo XXI y dará más equidad al sistema. Cinco preguntas y respuestas para entender mejor la nueva figura impositiva.

¿Qué es la ‘tasa Google’?

Las reglas fiscales actuales han demostrado ser obsoletas ante el avance tecnológico al basarse en la presencia física para poder gravar los beneficios que obtiene una empresa. Por ello, se ha empezado a trabajar en propuestas tanto a nivel nacional como internacional ―en el seno de la OCDE, el G20 o la UE― para encontrar una fórmula que adapte la fiscalidad a la digitalización de la economía y obligue a las grandes compañías tecnológicas a pagar impuestos donde generan valor.

La tasa Google que ha aprobado el Senado gravará distintos “servicios digitales”. En concreto, la publicidad online (en páginas web, plataformas o programas); los servicios digitales de intermediación que permitan a los internautas interactuar entre ellos; y la venta de datos generados a partir de información proporcionada por el usuario en páginas o plataformas web.

¿A quién se aplica?

El nuevo tributo afectará a las grandes empresas. El impuesto tendrá un tipo impositivo del 3% y se aplicará solo a aquellos grupos con unos ingresos superiores a los 750 millones de euros a nivel mundial y cuya facturación en España rebase los tres millones. El impuesto gravará a buscadores como Google, plataformas digitales como Amazon o redes sociales como Facebook, pero puede afectar también a multinacionales cuyo negocio no esté basado exclusivamente en los datos de los usuarios. Su liquidación será trimestral.

¿Cuánto va a recaudar?

El Gobierno estimó en 2018 que la tasa Google, que ya tenía sobre la mesa, recaudaría unos 1.200 millones al año. La convocatoria electoral hizo decaer el proyecto y el Consejo de Ministros volvió a aprobarlo el pasado febrero, antes de que estallara la pandemia. Entonces enfrió un 20% las expectativas de recaudación: Hacienda calculó que, por la ralentización de la economía y al impacto de medidas similares en otros países, ingresaría 968 millones anuales, equivalente a un 0,45% de la recaudación total de impuestos.

Sin embargo, siembre ha habido dudas sobre su capacidad recaudatoria. Desde el principio, las estimaciones de ingresos del Ejecutivo han sido consideradas optimistas por varios organismos, como el Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). Su potencial, además, queda en entredicho por la falta de una armonización a nivel internacional.

¿En qué punto están las negociaciones internacionales?

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lleva años trabajando en el diseño de unas nuevas reglas fiscales internacionales para hacer frente al desafío que supone la economía digital. La propuesta del organismo con sede en París es que los grandes grupos tributen allí donde estén sus usuarios, aunque no tengan presencia física en el territorio. La OCDE preveía presentar ya este año una propuesta concreta y de consenso, pero la pandemia ―aunque no solo eso― ha trastocado todos los planes.

A la emergencia sanitaria se ha añadido la negativa de Estados Unidos a seguir en las negociaciones. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de la Administración de Donald Trump, envió este verano una carta a los ministros de Finanzas español, francés, italiano y británico para anunciar que Washington tomaría represalias e impondría nuevos aranceles si estos cuatro países activaban un impuesto digital de forma unilateral.

La amenaza no es nueva. El problema es que EE UU es la cuna de las principales tecnológicas y sin su participación en las negociaciones será imposible llegar a una tasa Google global que funcione, según reconocía recientemente el director de Política y Administración Fiscal de la OCDE, Pascal Saint-Amans, en una entrevista con este periódico.

¿Cuáles son los planes de la UE?

La Unión Europea ya intentó aprobar un impuesto digital a nivel comunitario, pero fracasó ante la negativa de varios de sus socios. Pero tras descolgarse Washington de las negociaciones de la OCDE, Bruselas ha anunciado que seguirá adelante por su cuenta en el diseño de una tasa Google europea, siempre y cuando no se logre alcanzar un acuerdo global este año. Este noviembre habrá elecciones en Estados Unidos y cabe la posibilidad de que la nueva Administraciones vuelva a sumarse al proyecto internacional.

La ministra Montero ha asegurado en repetidas ocasiones que el Gobierno modificará el impuesto español si se llega a un consenso en el seno de la OCDE o de la Unión Europea para adaptarlo a la normativa internacional.


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