La responsabilidad de llevar a España a su duodécima participación consecutiva en una Copa del Mundo generó una sobrepresión en Luis Enrique que él mismo confesó cuando ofreció la lista para los decisivos encuentros ante Grecia y Suecia. La posibilidad de ser el primer seleccionador español en no clasificar a la selección para un Mundial desde el fallido intento de Ladislao Kubala para el de Alemania 74 tensó sobremanera al preparador asturiano. Disputar la diabólica repesca, que obliga a ganar dos eliminatorias a partido único, hubiera disparado los niveles de estrés del seleccionador, los futbolistas y de la federación por la necesidad de ingresos que esta tiene.
Estos dos encuentros que han concretado el billete para Qatar 2022 han sido dos finales en las que la presión que elevó el propio Luis Enrique con sus declaraciones afloró en el segundo tiempo contra los griegos (0-1) y durante más de una hora ante los suecos (1-0). Ya con la sufrida victoria en Kosovo (0-2), se detectaron los nervios. No ha sido casual que España haya certificado su clasificación mundialista con tres de los encuentros menos brillantes de la era Luis Enrique. “Siento que me he quitado una mochila de 100 kilos”, confesó al término del partido contra Suecia el técnico gijonés, cuyo contrato expira tras el Mundial de Qatar como cierre del ciclo que inició en septiembre de 2018. Desde entonces, para llegar a la liberación que proclamó en La Cartuja, ha tomado decisiones que han roto moldes y levantado mucha polvareda.
Marcar territorio con Jordi Alba y Sergio Ramos. Las sospechas de que Jordi Alba no entraría en la primera lista que ofreció en septiembre de 2018 por las tensiones surgidas entre ambos en la etapa final de Luis Enrique en el banquillo del Barça se confirmaron. Esta fue su primera decisión controvertida. Alba no fue citado hasta la tercera convocatoria, después de uno de sus mejores arranques de temporada con seis asistencias y dos goles en 15 partidos. Desde entonces, el lateral azulgrana sabe que solo será citado estando a pleno rendimiento.
El caso de Sergio Ramos ha sido otro ejemplo de cómo Luis Enrique marca territorio. Se entregó al capitán y a su empeño de ser el jugador con más internacionalidades de la historia hasta que en el pasado marzo este forzó para jugar el primer partido de clasificación para el Mundial 2022, ante Grecia (1-1), en Granada. Tuvo que ser cambiado al descanso y reapareció en los últimos minutos del siguiente encuentro, contra Kosovo (3-1). Al término de este, se lesionó en el gemelo izquierdo mientras realizaba un entrenamiento postpartido sobre el césped de La Cartuja. Ramos ya no se recuperó, pese a que disputó las semifinales de la Champions con el Madrid. El central, hoy de 35 años, quería estar en la Eurocopa, pero Luis Enrique le comunicó por teléfono que no contaba con él por considerar que no estaba recuperado. La ausencia de Ramos suponía descabezar el liderazgo de un grupo en el que no sobraba la experiencia para afrontar una competición tan exigente como una Eurocopa. El tiempo le ha dado la razón al seleccionador: Ramos aún no ha podido debutar con el PSG.
Fabián como síntoma. El centrocampista del Nápoles no ha entrado en ninguna convocatoria desde la Eurocopa pese al buen inicio de temporada que está firmando. En el Europeo jugó tres minutos ante Suecia (0-0), 22 contra Polonia (1-1) y 42 contra Croacia (5-3). En los cuartos de final contra Suiza no disputó ni un minuto y en las semifinales contra Italia fue el descarte. Luis Enrique considera que no ha terminado de adaptarse a todo lo que le exige a los interiores. “Hablamos en su momento y sabe lo que tiene que mejorar para volver porque las puertas las tiene abiertas”, se ha limitado a explicar. Fabián es el ejemplo palmario de que el futbolista que no cumple con las demandas de Luis Enrique tiene complicado ser citado.
Baile de porteros hasta la apuesta por Unai Simón. Del “De Gea es mi portero” se pasó al posterior baile en la titularidad entre el portero del Manchester United y Kepa. Desaparecieron de las convocatorias el meta del Chelsea y Pau López y cuando se pensaba que Unai Simón llegaba como tercer portero se hizo con el puesto porque era el más atrevido para iniciar el juego con el pie, pese a ser el menos dotado para ello. Nadie discute ahora que el meta del Athletic ha logrado el cierre del debate que tanto se reclamaba. La apuesta por el desconocido Robert Sánchez, del que tuvo que pedir informes, fue otra de esas decisiones que se atribuyeron a las particularidades de Luis Enrique.
Dos centrales zurdos, una patada a la ortodoxia. La lesión de Sergio Ramos obligó a Luis Enrique a recomponer el eje de la defensa para la Eurocopa. En su búsqueda no le importó mezclar a dos centrales zurdos y romper con la ortodoxia que dice que no es conveniente alinear a dos zocatos por cuestiones de literalidad a la hora de sacar la pelota y jugar. Con el liderazgo de la defensa se ha hecho Laporte y a partir de ahí, a Luis Enrique le da igual, cuando no utiliza a Eric García, que su pareja sea Íñigo Martínez o Pau Torres, ambos zurdos.
Búsqueda de nueves puros o falsos. Encontrar un nueve ha sido una de las tareas más complejas para Luis Enrique, bien por estados de forma o por lesiones. Cuando ha tenido a Morata en forma y disponible, este ha sido el elegido en la mayoría de las ocasiones, pero cuando no ha sido así los experimentos han sido variados. Por ahí han pasado Iago Aspas, un caso similar al de Fabián, Rodrigo Moreno, Ferran Torres, Gerard Moreno, Alcácer, Oyarzabal, Abel Ruiz —otra de las elecciones peliagudas— y ahora Raúl de Tomás. Este último no estaba en la lista para los partidos de Grecia y Suecia, fue convocado tras la lesión de Ansu Fati y ha sido titular en los dos partidos. Luis Enrique mantuvo una charla con el delantero del Espanyol en la que le explicó que en la selección debía cumplir con obligaciones defensivas que no le exigen en su club. De Tomás ha sido el último de los 39 jugadores utilizados en la fase de clasificación para el Mundial. Solo Bielorrusia (41) y Kazakjistán (40) han empleado más futbolistas.
Niños como hombres. Primero fue Ansu Fati (19 años), después Pedri y ahora Gavi (17). Nadie pareció tener más claro que Luis Enrique que los tres niños que ha hecho debutar le podían ofrecer un rendimiento inmediato. A los tres les ha concedido galones y estos han respondido a la confianza del seleccionador postulándose como serios candidatos a estar en la lista para el Mundial de Qatar, que se disputará del 21 noviembre al 18 de diciembre de 2022.
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