La librería de viejo que rescata joyas escritas por mujeres

A.N. Devers, en su tienda The Second Shelf, en el barrio londinense del Soho.
A.N. Devers, en su tienda The Second Shelf, en el barrio londinense del Soho.Sarah K. Marr / Sara K. Marr

En el camino que Allison Devers (Nueva York, 43 años) emprendió por la senda literaria quiso seguir los pasos de mujeres cuyos nombres no siempre aparecían en las estanterías de las librerías, ni era fácil encontrar en las ferias de libros de viejo. Así que en 2017 decidió usar todos sus ahorros para lanzarse a crear The Second Shelf (la balda de atrás) una revista-catálogo que poco después se convirtió en una tienda homónima en Londres, donde vende primeras ediciones de famosas escritoras y libros de viejo de autoras prácticamente desconocidas por el gran público.

En la tienda The Second Shelf, en el barrio londinense de Soho, se pueden encontrar títulos de autoras muy valoradas: libros de Virginia Woolf, de las hermanas Brönte, de Jane Austen, o de la estadounidense Toni Morrison. Y en ese contexto, una de las autoras más cotizadas en el mercado editorial de primeras ediciones, según cuenta Devers, es la italiana Christine de Pizan, poeta y filósofa considerada la primera escritora profesional de la que se tiene registro, y cuyas primeras ediciones cuestan millones de dólares.

Pero lo cierto es que son muchos más los nombres de autoras que han permanecido y, en buena medida, siguen permaneciendo ocultos. Esa balda de atrás, o segundo estante, que da nombre al proyecto es, como describe Devers, el lugar donde históricamente han sido relegados los libros firmados por mujeres, condenados en la mayor parte de los casos a un eterno segundo plano. Esto está directamente relacionado con el precio que esos libros tienen. En 2018 un estudio de la Universidad de Nueva York reveló que las obras de autoras están valoradas hasta 45% por debajo que las firmadas por hombres (la muestra del estudio era de más de dos millones de publicaciones entre 2002 y 2012 en EE UU). El periódico británico The Guardian concluía: “el trabajo de los autores masculinos está sorprendentemente mejor valorado”.

Además del sexo de quien firma el libro hay otros factores que influyen en que no se alcance mucha exposición, como el idioma o el lugar de origen de la autora. La experiencia personal de Devers la ha llevado a insistir, a través de su proyecto, en que al desterrar los libros históricos escritos por mujeres a una categoría “menos importante” se resta también importancia al trabajo que ellas hacen hoy. “Se están escribiendo muchas cosas en inglés y las publicaciones priorizan a las mujeres blancas, pero hay muchas otras muchísimas voces femeninas asombrosas en el mundo que están siendo, en mi opinión, tratadas injustamente, o no son consideradas”, dice.

Desde que Devers comenzó a coleccionar por gusto primeras ediciones y publicaciones incunables, se dio cuenta de la avalancha de obstáculos que condenan a muchas autoras al olvido. Constata que el diseño de portadas ha marcado muchos libros como “literatura femenina” y como hasta la edad de las autoras ha influido en su falta de visibilidad. “Hay un problema con las portadas de género, terminan convirtiéndose en algo discriminatorio. Hay muchas autoras que escriben grandes obras y no se les presta atención porque son vistos como libros de género. Además, cuando una mujer se va haciendo mayor, recibe menos atención mientras que los hombres se convierten en autores más importantes con la edad”.

La revista que acompaña el proyecto The Second Shelf evoca en parte a la emblemática Ms. creada por Gloria Steinem y por las feministas de la llamada Segunda Ola en Estados Unidos. The Second Shelf, como Ms., está hecha enteramente por mujeres, y en ella se pueden leer ensayos, ficción, poesía, entrevistas y perfiles, además de las fichas informativas de rarezas bibliográficas y primeras ediciones.

Después de casi 10 años Allison Devers publicará su primer libro, Train, en 2021. En él narra un viaje de 30 días que hizo en tren por Estados Unidos, y relata la vida de varias mujeres a quienes conoció durante esa experiencia. La autora tiene amigas escritoras y afirma que para ellas siempre es más complicado tener las mismas oportunidades que los hombres. “Es muy difícil tener confianza como escritora cuando hay tanto en contra”, insiste. “En mi experiencia, es muy difícil para una mujer ser bien tratada como escritora”.

Devers aún cree que la situación está lejos de ser igualitaria, pero alienta a sus lectores y compradores, a que respalden lo que las mujeres han escrito y escriben: “No tenemos que pedir permiso a nadie para hacer importantes a las mujeres, solo debemos tratarlas con la importancia que en realidad tienen”.


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