Parecía una broma, pero no. La NBA ha puesto a disposición de sus jugadores y miembros de la burbuja una línea telefónica anónima para denunciar abusos y transgresiones del protocolo sanitario que la competición ha impuesto para evitar contagios de coronavirus en el campus de Disney Orlando.
Según el periodista Shams Charania, algunos jugadores ya han recibido avisos por parte de la liga después de haber estudiado las reclamaciones de varios miembros de la burbuja a través de la línea telefónica anónima. La prioridad de la liga es asegurar que se asegura un distanciamiento social más allá de las pistas de juego y que las mascarillas se usan en todos los espacios del complejo.
Esta semana ha quedado claro que la NBA se toma muy en serio sus protocolos, y por ello metió a Richaun Holmes, de los Sacramento Kings, en cuarentena preventiva de 10 días por cruzar la línea que delimita el territorio NBA con el exterior para recoger un pedido de comida a domicilio.
Para los jugadores, la línea anónima es una especie de número para chivatos, y así lo definó Spencer Dinwiddie, uno de los que no han podido participar en la reanudación del curso por culpa del coronavirus y que pidió a sus colegas que no utilizaran ese número.
Esta posibilidad ha generado ya situaciones curiosas. Una llamada a la línea telefónica, según la cadena estadounidense TNT, envió a un guarda de seguridad a la habitación de Jimmy Butler. Había quejas de un ruido extraño y persistente en la habitación del astro, y al final resultó que el escolta de los Miami Heat, que apareció en la puerta botando un balón, había decidido entrenarse también dentro de su habitación.
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