Lo decía Alonso, que si este fin de semana no llueve en el Circuito de Spielberg, hay muchos números de que la carrera del GP de Austria de F1 sea una “repetición” de la cita de la semana pasada en esta misma pista. Con respecto a hace unos días, solo hay un cambio importante: Pirelli llevará su compuesto de neumático más blando (C5), algo que supone una variable distinta que podría cambiar las cosas. Sin embargo, no se espera que el orden de la parrilla respecto al pasado fin de semana sea muy diferente. El cambio de neumático hará que el blando se degrade más, pero el pasado fin de semana ya se vio que la degradación de este trazado no es muy grande. Sí podría impedir que los coches realizaran múltiples intentos con una misma goma blanda, modificando en ese aspecto la lucha de la clasificación, pero como bien apuntó Alonso en el pasado GP de Estiria, ello solo implicará que los coches de la zona media tengan que pasar a la Q3 con blandos y los favoritos puedan hacerlo con los medios, algo que con un compuesto blando que se degradará más, solo genera mayores diferencias entre grandes y pequeños en carrera.
Eso, por una parte. Pero si la carrera es en seco, no se espera que se produzcan grandes cambios de posiciones y rendimiento en tanda larga. Para ello es necesario “algo más extremo”, como apuntaba Fernando, esperanzado en que este fin de semana el GP de Austria fuera en mojado. Y por ahora, las previsiones de lluvia tienen mucha más fuerza que el fin de semana pasado.
En el GP de Estiria se esperaba agua para los tres días, pero finalmente no se cumplieron las previsiones. Aunque también es cierto que las probabilidades eran muy inferiores a las de este domingo. Y es que para el día de la carrera se mantiene un 80% de probabilidades de que llueva y se mantenga el agua sobre el trazado de Sipelberg durante toda la prueba.
Ello aumentará la emoción de un Gran Premio que sin lluvia podría ser muy similar al anterior, y puede dar opciones a los coches que habitualmente no tienen hueco en las primeras posiciones. Además, la carrera puede ser un caos mayor si, como muestran las previsiones, el viernes y el sábado no llueve. Ello hará que los pilotos tengan que salir a pista el domingo a ciegas, sin conocer el rendimiento de su monoplaza en el trazado al no haber podido probar en agua. Esa suposición no haría más que añadir emoción a una cita que podría pasar de predecible a totalmente impredecible. Ahí estarán Sainz y Alonso para tratar de pescar en río revuelto en unas condiciones en las que pueden marcar diferencias.
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