La lluvia y los bomberos logran estabilizar el incendio de Santa Coloma de Queralt tras quemar 1.600 hectáreas

El fuego de Santa Coloma de Queralt (Tarragona) ya está bajo control. Tras toda una noche de trabajos de los Bomberos de la Generalitat para frenar el avance de las llamas, a primera hora de la mañana de este lunes el contorno del incendio se daba prácticamente por atado y, entonces, apareció una aliada inesperada: la lluvia. Una generosa tormenta regó la Conca de Barberà y el Anoia, las dos comarcas más perjudicadas por las llamas este fin de semana, que han arrasado una superficie de más de 1.600 hectáreas. A mediodía, los bomberos dieron por estabilizado el fuego.

El consejero de Interior del Gobierno catalán, Joan Ignasi Elena, y el jefe de los Bombers, el inspector David Borrell, han hecho una comparecencia este lunes por la mañana para actualizar datos y valoraron positivamente el vuelco dado al incendio, que ayer por la noche generó momentos de incertidumbre y tensión, y obligó a confinar a todos los vecinos de Sant Martí de Tous y Santa Maria de Miralles. El consejero Elena ha reclamado más medios, plantilla y tecnología para los Bomberos de la Generalitat y ha remarcado que “el 33% de hectáreas quemadas en los últimos 10 años ha sido porque alguien ha tirado una colilla”.

Los Agentes Rurales siguen investigando las causas que provocaron el incendio, que empezó a arder el sábado por la tarde y avanzó descontrolado empujado por el calor y el viento. El punto de inicio de las llamas se ha aislado en una cuneta de la carretera que va de Les Piles a Santa Coloma de Queralt.

Queda descartado su origen fortuito, según los investigadores, y se señala a una intervención humana, ya fuera negligente, arrojar alguna colilla, o accidental, un chispazo producido por algún motor. Los Agentes Rurales no creen que sea un fuego intencionado, ya que no han localizado rastros de sustancias inflamables ni de productos acelerantes del fuego en el punto cero.

El fuego empezó el sábado por la tarde. Desde un principio el fuego sorprendió por su virulencia. Avanzó con velocidad, “carreras de fuego”, describen los bomberos, y puso al descubierto la falta de previsión y las carencias que sufre una zona diezmada económicamente y con un riesgo crónico de despoblación. En ese escenario, se reclamó ayuda a los agricultores, pidiendo que pusieran los tractores a arar los sembrados para dibujar líneas de cortafuegos y ayudar a las tareas de extinción.


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