Cuando las cifras de un desplome económico se miden en doble dígito, calcular su impacto exacto se convierte en un ejercicio complejo. Eurostat ha revisado este martes los números del mayor hundimiento de la actividad en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Y el retoque ha traído buenas noticias: el descenso del PIB de los Diecinueve ha sido menos intenso de lo que auguraban las estimaciones iniciales, concretamente tres décimas menos, del 12,1 al 11,8%. En este caso, el lado positivo va acompañado de asterisco y letra pequeña. La mejora no es generalizada. La potencia del golpe se mantiene para la mayoría, pero ha bastado la corrección de Alemania, que pasa de una caída inicial del 10,1% al 9,7%, para alterar el porcentaje. El conjunto de los Veintisiete también ve reducirse muy ligeramente el shock por el mismo motivo, de un 11,7% al 11,4%.La marcha atrás de la locomotora germana se sitúa así en niveles muy parecidos a los de Estados Unidos, que reculó un 9,1% entre abril y junio. Aunque entre los países que mejor han sorteado los efectos secundarios del virus no hay ninguna de las grandes economías del euro. Todas tienen un mercado más pequeño, como Finlandia (-4.5%), Lituania (-5.5%) Estonia (-5.6%) e Irlanda (-6.1%). España, en cambio, muy dependiente del turismo, se confirma como el país de la UE más afectado por la hibernación económica con un salto negativo del 18,5% para su PIB. Solo al Reino Unido, que ya no forma parte del club comunitario, le ha ido peor en Europa (-20,4%).La agencia estadística europea ha señalado al consumo de los hogares como el gran punto débil. Con el cierre generalizado de locales, el dinero ha dejado de circular por las venas del continente secando su economía. El consumo se derrumbó un 12,4% en la zona euro, lo que según Eurostat restó 6,6 puntos de PIB a los Diecinueve. La caída de la inversión, de un 17%, y de las exportaciones, de un 18,8%, completan un cuadro inédito en los últimos 75 años.El balance final de daños llega con Europa centrada en la recuperación. El Banco Central Europeo prevé un fuerte rebote de la economía en el tercer trimestre, pero el camino hasta los niveles previos a la pandemia seguirá rutas y tiempos diferentes. El Gobierno español no prevé volver al punto precrisis hasta 2023, la misma fecha que apunta el servicio de estudios de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).La rápida respuesta del BCE y el ambicioso plan de reconstrucción pactado por los Veintisiete servirán para contener parcialmente la inevitable sangría tras 27 trimestres de crecimiento ininterrumpido, pero los Gobiernos confían en que la llegada de una vacuna fiable a finales de año acabe con la enorme incertidumbre que persiste desde la expansión del virus. Otros factores, como el resultado de las elecciones estadounidenses, que podrían abrir la puerta a un deshielo comercial de mayor calado en caso de victoria del demócrata Joe Biden, o la evolución de las negociaciones sobre la relación comercial con el Reino Unido, atascadas en pleno choque entre Bruselas y Londres, también contribuirán a retrasar o adelantar los plazos de la recuperación.
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