La mesa de los niños en los Feroz


Ricky Gervais en los Globos de Oro de 2012: “Los Globos de Oro son a los Oscar lo que Kim Kardashian a Kate Middleton. Un poco más ruidosos, un poco más vulgares, un poco más borrachos y más fáciles de comprar”. En 2022, los Globos de Oro se han parecido más al príncipe Andrés: proscritos por un escándalo que parece imposible de superar.

Este sábado se celebra en Zaragoza la novena edición de los Feroz. Afortunadamente, a los Feroz no les acecha ninguna sospecha de soborno como la que destapó el viaje a París con el que se agasajó a los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood para que tuvieran en sus oraciones a Emily in Paris. Por muy tentador que resultase para los que formamos parte de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, nadie de Venga Juan nos ha invitado formalmente a Logroño, ni las protagonistas de Vida perfecta nos han llevado a ese retiro campestre del que las tres salen creyendo que saben lo que quieren.

No hay corrupción, pero sí margen de mejora, y si desde una columna de televisión no se puede arquear la ceja por que los galardones de la prensa especializada española al cine y a la tele premien al mejor guion de cine (y al mejor cartel de cine y al mejor tráiler), pero no al mejor guion de televisión, desde dónde se puede hacer. Los Feroz nacieron en 2013 como premios de cine y en 2017 incorporaron a los de la tele a sus filas de votantes y premiados. Cinco años después, seguimos sentados en la mesa de los niños. Falta mucho para que nuestro negociado deje de ser el Eduardo de Inglaterra del príncipe Carlos. Después, si eso, vamos a lo que nos gustaría ser a todos: Camilla.

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