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La metamorfosis de James Harden

Harden y Embiid firman una paliza épica ante los Pistons

Cuando uno piensa en James Harden, lo primero que le viene a la mente son puntos. Muchos puntos. La barba más famosa de la NBA ha sido tres veces máximo anotador de la NBA (2018, 2019, 2020), siendo además el único, junto a Michael Jordan y Wilt Chamberlain, en promediar más de 36 puntos por partido. 

El que fuera MVP de la NBA en el 2018 es uno de los anotadores más imparables de las últimas décadas, de eso no hay duda. Durante muchas campañas, el plan ofensivo de los Houston Rockets era darle el balón a él y crear a partir de ahí. La gran mayoría de sus highlights eran en unos contra unos, un baile entre Harden y su víctima que acostumbraba a terminar bien para el zurdo.

Pero con el pasar de los años, Harden ha ido mutando su juego para intentar conseguir lo que le falta en su palmarés: el anillo de campeón.

Esta temporada, Harden está liderando la liga en asistencias con 10,6 pases de canasta por partido. No es que antes no sumara en este aspecto, ya que Harden lleva ya 73 triples-dobles en su carrera, pero está más que claro que ahora su prioridad es involucrar a sus compañeros de equipo a costa de sus propios puntos.

Cambio de aires, cambio de chip

Todo empezó en la temporada 2020-21, la de la pandemia y la burbuja en Orlando. Después de promediar 34,3 puntos por partido en la campaña 2019-20, Harden se propuso dejar de amasar tanto balón y empezar a repartir juego. Solamente jugó ocho partidos con los Rockets antes de marcharse a los Nets, pero ya demostró que había cambiado algo en él: pasó a promediar 10 puntos menos (de 34,3 a 24,6) y 3 asistencias más (de 7,5 a 10,9)

Durant, Harden, Irving, un tridente temible pero que no terminó de funcionar

Getty Images

La dupla con Embiid

Es fácil pensar que con Durant e Irving al lado es más fácil sumar asistencias y que lo normal es que el promedio de puntos decaiga, pero el juego (más allá de estadísticas) de Haren había cambiado.

El experimento en los Nets fracasó estrepitosamente y Harden fue el primero en tirarse del barco, llegando al puerto en el que Embiid era el jefe. Esta situación ya le venía bien al ‘nuevo’ Harden. Encantado de la vida de poder dedicarse a tareas más distributivas, contribuyó con sus 10,5 asistencias de media a que el camerunés fuera la pasada temporada el máximo anotador de la NBA (30,6 puntos por partido).

Harden-Embiid, la gran esperanza de los Sixers

Derik Hamilton / AP

De momento, el gran objetivo de los Sixers, Embiid y Harden no ha llegado, pero con los Sixers terceros en la Conferencia Este y el dúo funcionando a pleno rendimiento, no parece que lo puedan tener más de cara para conseguir el anillo. 




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