La misteriosa epidemia del baile de 1518 no fue un hecho aislado

No todas las epidemias están relacionadas con las enfermedades más dolorosas y desagradables del catálogo médico. Y sino que se lo digan a los más de 400 habitantes de Estrasburgo, Francia, que de un día de para otro sufrieron la popular, aunque misteriosa, epidemia del baile en 1518. Este extraño fenómeno se originó cuando una vecina de la ciudad, Frau Troffea, salió a la calle y comenzó a bailar en solitario de manera frenética y descontrolada.

Según afirman las fuentes de la época, la mujer aseguró durante el suceso que era incapaz de parar, a pesar de la incomodidad y el dolor que aquellos movimientos le producían, y que duraron alrededor de seis días. Sin embargo, este caso no fue un hecho aislado. Más de una treintena de personas se unieron a Troffea, dando origen a un caso que a día de hoy sigue siendo un misterio.

Un baile sin descanso

Epidemia de baile
Muchos achacan este suceso a un tipo de intoxicación alimenticia.

La famosa epidemia del baile se extendía del día a la noche, sin tregua ni descanso. Tal fue el influjo de esta “infección” que muchos de los afectados perdieron la vida a causa del terrible agotamiento al que fueron sometidos. Además de ataques cardíacos, derrames cerebrales y demás dolencias de inmensa gravedad. Al cabo de un mes, más de 400 habitantes sucumbieron a esta preocupante plaga, que finalizó de la misma manera que fue inaugurada: de forma inminente y sin previo aviso.

Hasta la fecha, son muchas las teorías que especulan sobre el germen de este curioso suceso. Cultos heréticos, causas astrológicas y sobrenaturales, intoxicación alimenticia, efectos psicoactivos del trigo… No obstante, el motivo más razonable de todos fue presentado por el historiador británico John C. Waller, quien culpó del fenómeno a la histeria colectiva tan habitual en la época. El hambre, las enfermedades y la profunda crisis en la que estaba sumida la sociedad del momento pudieron provocar una psicosis masiva, que fue encarnada por los afectados como una danza sin fin.

No se trata de un hecho aislado

Curiosamente, y por extraño que parezca, en 1247 un caso similar azotó la pequeña localidad alemana de Erfurt. Aunque en esta ocasión el desenlace fue mucho más trágico. Más de 200 personas murieron al derrumbarse el puente sobre el que bailaron durante días. Como este, otros episodios similares ocurrieron en Bélgica, Francia, Suiza, Países Bajos o Luxemburgo.


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