La NBA sigue trabajando frenéticamente de cara al inicio de temporada que tendrá lugar la próxima semana y eso incluye el testeo masivo de jugadores, a los que está sometiendo rutinariamente a pruebas PCR para detectar casos de COVID-19.
Si bien hace dos semanas, en la primera ronda de pruebas, la liga anunció 48 positivos de casi 450 jugadores, los últimos resultados ofrecidos esta semana son esperanzadores. Tan solo un jugador ha resultado estar infectado de los 549 que se han sometido a la prueba estos días.
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Estas cifras son un éxito rotundo para la liga que está a punto de ponerse en marcha y es consciente del enorme problema que el virus y la pandemia van a suponer para su competición durante los próximos meses.
Sin embargo, el hecho de haber bajado de una tasa de incidencia del 8.8% a una de apenas 0.2% en cuestión de dos semanas resulta esperanzador para la NBA. Las proyecciones del departamento de sanidad indican que hasta un 2.7% de la población estadounidense ha sido contagiada hasta ahora, por lo que los esfuerzos de la liga están surtiendo efecto.
Ahora, queda por ver cómo esto afecta a la temporada una vez que los equipos empiecen a viajar y competir constantemente durante la temporada regular. La NBA ha tomado una larga lista de medidas para reducir al máximo los riesgos asociados con posibles contagios y estará al quite ante cualquier aviso.
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