La NBA pretendía, en los compases iniciales de la pandemia de coronavirus en Estados Unidos, terminar la competición a principios de septiembre como muy tarde. Ante la incertidumbre total, la liga ha dejado de hacer planes imposibles y espera más claridad por parte del gobierno y las autoridades sanitarias para trazar un plan realista.
Lo que sí sabe la liga, en consonancia con los dueños de las franquicias, es que retrasar todo el calendario de la próxima temporada, la 2020-2021, es algo que puede interesar a todas las partes vinculadas al negocio del baloncesto profesional. Según Adrian Wojnarowski, uno de los periodistas mejores conectados con todos los estamentos de la NBA, la liga cree que retrasar el inicio del próximo curso podría resultar clave para poder contar con los ingresos del público en las gradas.
Las franquicias creen que, con la situación actual, es difícil imaginar la siguiente temporada con la afición dentro de los pabellones. “No es una situación de cómo arreglar los próximos dos meses, es una situación a dos o tres años vista”, aseguró Woj en Sports Center.
En una tertulia organizada por The New York Times
Magazine, un experto en salud de la universidad de Pensilvania, Zeke Emanuel, destacó que ve complicado poder volver a celebrar grandes eventos públicos el próximo año. “Grandes concentraciones, conferencias, conciertos, eventos deportivos, cuando la gente dice que lo van a posponer hasta octubre de 2020, no tengo ni idea de cómo piensan que eso es una posibilidad plausible. Creo que este tipo de eventos serán los últimos en poder volver. Siendo realistas, hablamos del otoño de 2021 como pronto”.
Con ese calendario en la mano, la temporada entera estaría en peligro, y sin duda, difícilmente podría contar con aficionados en las gradas, a no ser que las franquicias adaptaran sus recintos para albergar a grupos más reducidos y asegurándose que se pueden mantener las distancias dentro del recinto.
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