Entre las 100 cosas que a más de uno le gustaría hacer antes de morir (estar en un partido de la NBA en directo, tirarse en paracaídas, ver una decisión del VAR desfavorable al Real Madrid…) no estaba, sin duda, pasar la tarde del domingo viendo el Espanyol-Leganés. Un partido de aquellos entre solteros y casados, aunque la duda es saber qué equipo de los dos sería el de los solteros.
El último en salir que apague la luz. Las cuatro últimas jornadas van a ser un suplicio aún mayor de lo que ya han sido las últimas para los periquitos. Y encima con el derbi ante el Barça a las puertas, un encuentro que el equipo blanquiazul podría disputarlo siendo ya nuevo equipo de Segunda División si este lunes el Eibar gana al Sevilla. ¿No querían caldo? Pues tomen dos tazas.
Que la culpa no estaba en el entrenador (Gallego, Machín, Abelardo, Rufete) ha quedado más que demostrado. La mala planificación en el momento de configurar la plantilla el pasado verano, no sabiendo cubrir con acierto la marcha de Borja Iglesias, principalmente, ha acabado pasando factura. Si bien la llegada en enero de Cabrera, Embarba y Raúl de Tomás dio un poco de esperanza, el pesado lastre clasificatorio que arrastraba el equipo hizo imposible el milagro de la salvación.
‘Si yo tuviera una escoba, cuántas cosas barrería’, cantaban Los Sirex. Pues es lo que toca ahora para empezar de nuevo, aunque esta vez desde el ‘infierno’. La incógnita -o el problema- es quién se va a encargar de hacerlo, en teoría Rufete, y si este tendrá libertad total desde la lejana China para hacer limpieza o si sus lazos afectivos con algunos jugadores harán que el bisturí no entre a fondo en un fiambre en descomposición. Más que nunca se necesita un forense en toda regla, que analice y estirpe. Un Grissom perico que sea el punto de partida de la construcción del nuevo proyecto en Segunda División.
Tras el adiós de Corchia la puerta debe seguir abierta para los que acaban contrato (Diego López, Javi López, Naldo, Dídac e Iturraspe), así como para los cedidos (Bernardo, Calleri y Ferreyra). Ocho más que posibles bajas a las que podrían unirse las de los traspasos de algunos cotizados futbolistas (Marc Roca y/o Raúl de
Tomás) para cuadrar cuentas. Se entendería que el club lo hiciera, aunque no que los ‘regalase’ como ya sucedió con otros en años anteriores.
Fue bonito mientras duró, que fue mucho tiempo, pero ahora ya hay que empezar a jugar la próxima temporada. Todos los deberes (nuevo entrenador, bajas, fichajes) que se puedan adelantar durante este mismo mes de julio acabaran jugando a favor. Eso sí, que los que mandan en los despachos y los que dan patadas al balón no olviden que con ‘la força d’un sentiment’ no se juega. Quedan avisados.
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