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La noche en la que Llorente se vistió de héroe


Se intuía que podía ser una gran noche, de las últimas en el viejo San Mamés, y el pueblo rojiblanco respondió como no podía ser de otra forma. Lleno absoluto en la Catedral en busca del pase a una final europea 35 años después. El rival, el Sporting de Portugal, que traía una ventaja mínima del duelo de ida en tierras lusas. Un tanto de Fernando Llorente en las postrimerías de un encuentro que se encaminaba a la prórroga desató la euforia en Bilbao aquella noche del 26 de abril. Se cumplen hoy ocho años de aquel encuentro para recordar.



La Europa League de aquella temporada 2011-12, la primera de Marcelo Bielsa en el banquillo, dejó partidos de los que perduran en la memoria de los aficionados. Tras una impecable fase de grupos contra Red Bull Salzburgo, PSG y Slovan de Bratislava, en los que la única derrota llegó en París, ya con la primera plaza asegurada, las emociones fuertes llegaron con los cruces. Duro de pelar el primero, contra el Lokomotiv de Moscú, sacado adelante por el valor doble de los goles a domicilio. Llegó después una cita histórica en Manchester, con exhibición ante el United, confirmada en la vuelta en Bilbao. En cuartos de final el enemigo fue el Schalke 04 alemán, al que se dejó noqueado en la ida en su estadio con un 2-4 para meterse en semifinales con un 2-2 en casa.

El Athletic llegaba en forma a unas semifinales en las que le aguardaba el Sporting luso, con el Atlético de Madrid y el Valencia por la otra parte de un cuadro que había quedado restringido a la Península Ibérica.

Sufrieron los de Bielsa en la ida en Lisboa, pese a que Aurtenetxe les dio ventaja en una acción a balón parado. Insúa hizo el empate y Diego Capel el 2-1 en una recta final en la que los portugueses pudieron ampliar el marcador.

Tocaba remontar ese 2-1 y San Mamés se vistió de gala para ello. El Athletic, sin caer en la precipitación, tuvo llegadas desde el principio. Llorente, Muniain e Ibai avisaron pronto y en el minuto 16 se abrió el marcador. Combinación por la derecha, centro de Muniain, Llorente la baja con el pecho y Susaeta con la zurda remata en semifallo para batir a Rui Patricio.

El Athletic estaba en esos momentos en la gran final, pero quedaba mucho por hacer. El Sporting despertó y lanzó sus primeros ataques sobre la meta de Iraizoz, que fue batida en el minuto 43 por el holandés Van Wolfswinkel tras una serie de rechaces a la salida de un córner.

Era un golpe psicológico en toda regla para los rojiblancos, quienes, no obstante, supieron darle la vuelta y pasar de encajarlo a propinarlo. Justo antes del descanso, cuando el reloj marcaba los primeros segundos por encima del 45, una gran jugada colectiva del Athletic, con maniobra espectacular de Llorente, la culminaba Ibai superando a Rui Patricio y nivelando la eliminatoria. Un sabor de boca bien diferente para marchar a vestuario.

La segunda parte fue del Athletic por completo en busca del gol de la clasificación. Se hizo de rogar, pero llegó en el minuto 88 cuando Llorente acertó a meter su pierna derecha para desviar en el primer palo un centro de Ibai y hacer el 3-1 que dio el pasaporte a la segunda final europea en la historia del Athletic.

El de Rincón de Soto se lanzó al suelo con lágrimas en los ojos cuando el británico Martin Atkinson señaló el final del encuentro: “Ha sido el gol más importante de mi carrera”, decía a los medios tras un choque en el que reconoció que había llorado.

“Pocas veces he escuchado un ambiente así en mi vida. Es una victoria para el romanticismo del fútbol, unos chicos de Euskadi conquistando Europa, llegando a una final en este mundo donde pesa tanto el talonario”, decía Michael Robinson en la transmisión televisiva.

Fue una gran noche para el Athletic, con el pase a su segunda final de la temporada, tras la de Copa asegurada en febrero. Lo de la final de Bucarest, 13 días después, fue una historia bien diferente.


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