Que veinte años no es nada, cantaba Carlos Gardel en su mítico tango ‘Volver’. Pero para los pericos dicho periplo se antoja ahora como un sueño muy lejano, preocupada como está la afición en que su equipo logre la anhelada salvación en un año para el olvido.
Pero hoy hace 20 años, el 27 de mayo del 2000, el Espanyol tocó el cielo y copó el protagonismo del fútbol nacional e incluso, internacional. El equipo que entonces dirigía Paco Flores se coronó campeón de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid en Mestalla, en un partido dominado por los pericos y que muy pronto tuvo color blanquiazul gracias a un gol mayúsculo de Raúl Tamudo, una diana que se convirtió en histórica por la forma de consumarse,una diana del más listo de la clase.
Toni, portero del Atlético, recogió la pelota en el área y la botó, sin percibirse de la presencia por detrás de Tamudo. El ariete perico intuyó quizás el error del portero, como si lo esperase. Botó el balón sobre el césped y cuando Toni se disponía a recogerla otra vez, no había ni pelota, ni nada: Tamudo se la había llevado con la cabeza y estaba frente a la portería. Finta perfecta y gol histórico del ‘murri’.
El Espanyol aguantó como un jabato el acoso colchonero y Sergio González puso el 2-0 ya en la segunda parte, tras la expulsión de Santi Denia, siendo testimonial ya el gol de Hasselbaink. Sesenta años después, se alzó un trofeo.
“Fue un día inolvidable para todos y para mí, sobre todo por el gol que pude marcar, un gol especial y que hizo historia tanto en el club como en las finales de la Copa del Rey. Y es que no se puede marcar todos los días y más en una final, un gol así”, recordaba ayer Raúl Tamudo a este diario.
El histórico ‘pichichi’ perico confiesa que nunca le pasó por la cara a Toni su error y el golazo, años después cuando coincidieron en el Espanyol. “Nunca chinché a Toni por ese gol. No soy de chinchar a nadie. Al final cada uno hace su trabajo como puede y el mío era intentar marcar un gol y así lo hice”.
Tamudo confiesa que esa diana marcó su carrera. “Fue especial porque fue mi primer título con el Espanyol y como canterano para mí era algo increíble poder jugar una final, ganarla y además, marcar. Un gol diferente y una de las dianas que mejor me definen en el campo”, reconoció.
El segundo goleador perico de la noche fue Sergio González. “En el gol de Tamudo, yo vi el golpe final cuando definió con la izquierda. Estaba recuperando la posición en el repliegue defensivo y es el ruido del público lo que me avisó. Cómo le quitó el balón a Toni con la cabeza no lo vi en directo”, explicó en declaraciones a Catalunya Ràdio.
Sergio considera que “teníamos un gran equipo, muy equilibrado. Con los veteranos marcando el ritmo, los jóvenes aportando mucha energía y un míster que dio un golpe en la mesa” aquel día.
Precisamente Paco Flores, el entrenador que llevó a ese Espanyol a la gloria, tampoco vio el gol de Tamudo en directo. “En los partidos, antes cuando se podía, me gustaba empezar con un cigarrito. Y cuando estoy encendiéndolo gritan gol, cuando yo había visto que la jugada había acabado en las manos de Toni. En esas décimas de segundo giro la cabeza, a ver cómo estábamos colocándonos en defensa, y en estas que cantan gol”.
Para el ex técnico hubo “un momento decisivo que nos regala la final, la expulsión de Santi Denia, pues nosotros ya estábamos sin Nando y justo se igualaba el partido en esa desdichada jugada para ellos. Creo que no venía a cuento pero se le fue la olla”.
Veinte años después, el Espanyol está en otras guerras pero como reza otro dicho ‘que nos quiten lo bailado’. Y ese baile en Mestalla ningún perico lo ha olvidado.
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