La notas de Villarejo apuntan a que la trama Kitchen guardó en un edificio policial documentación robada a Bárcenas


La documentación supuestamente sustraída al extesorero del PP Luis Bárcenas durante la llamada Operación Kitchen permaneció oculta en un edificio anexo a la Dirección General de la Policía al menos hasta 2015, según se desprende del contenido de las 13 últimas agendas intervenidas al comisario jubilado José Manuel Villarejo. Según esas anotaciones, los datos robados a Bárcenas permanecieron hasta ese año en el despacho oficial que ocupaba en una comisaría colindante el inspector jefe José Ángel Fuentes Gago, uno de los investigados en la trama. Este era entonces una persona de confianza del comisario Eugenio Pino, máximo responsable uniformado de la Policía Nacional y señalado como supuesto urdidor del operativo de espionaje ilegal al extesorero. Tanto el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón como la Fiscalía Anticorrupción dan credibilidad a los apuntes de Villarejo porque su contenido es corroborado por otras pruebas recabadas en la investigación.

Bárcenas ha asegurado en sus declaraciones que, mientras estuvo en prisión provisional, alguien sustrajo documentación en papel y un pincho de un local para restaurar muebles que tenía su esposa, Rosalía Iglesias, también condenada en el caso Gürtel, la trama encabezada por Francisco Correa y que implicó a numerosos cargos públicos del PP. En la pequeña memoria informática, Barcenas aseguró que tenía guardadas dos grabaciones, una con la supuesta conversación que mantuvo con el presidente de su partido, Mariano Rajoy, en 2009, y que presuntamente incrimina al presidente popular en la caja b del PP. Bárcenas, que en anteriores declaraciones había negado que existiera ese archivo sonoro, asegura ahora que alojó otra copia de este audio en la nube [almacenamiento virtual] y que encargó a un recluso que salía de permiso que lo destruyera, pero que este no llegó a completar el encargo.

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El extesorero afirma que, cuando salió en libertad provisional en 2015, toda la documentación que tenía había desaparecido. Sin embargo, todos los policías imputados en la causa han negado hasta ahora haber logrado sustraer documentación al extesorero, aunque uno de ellos, el comisario Enrique García Castaño, conocido como El Gordo y que colabora con la justicia, ha admitido haber entrado de manera irregular en el local de Rosalía Iglesias, pero ha insistido en que no encontró nada. Este ex alto mando policial sí ha reconocido que se hicieron con dos móviles del matrimonio y que accedieron a su contenido e hicieron copia del mismo.

Las agendas intervenidas el pasado octubre a Villarejo, y cuyo contenido se está conociendo en los últimos días, apuntan en el sentido contrario a lo afirmado hasta ahora por los policías investigados. El 8 de junio de 2015, cuando la trama había dado ya por concluida la Operación Kitchen, el comisario jubilado anotó los detalles de una conversación telefónica mantenida con Andy, el apodo con el que se refería al ahora también comisario Andrés Gómez Gordo, quien fuera asesor de la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal cuando esta fue presidenta de la Junta de Castilla-La Mancha. De hecho, justo debajo del alias del agente, Villarejo anotó “Cosp” y una referencia a un denominado “informe Caronte”, desconocido hasta ahora.

Junto a ello, la siguiente anotación: “Lo que le quitaron a LB [Luis Bárcenas] está en el despacho de Gago”, en referencia al inspector jefe Fuentes Gago, imputado en la causa por tener “pleno conocimiento de la puesta en marcha y ejecución de la llamada Operación Kitchen”, como recoge el juez García Castellón en el auto por el que imputó a Cospedal y su marido, el empresario Ignacio López del Hierro. La anotación continúa con la frase “este verano lo va a copiar” y una referencia al entonces secretario de Estado de Seguridad y también imputado en la causa, Francisco Martínez: “Chisco [apodo que usaba Villarejo con Martínez] fue quien ordenó que dejara yo los contactos con Sergi [Sergio Ríos, chófer de Bárcenas]-Big [apodo del comisario Enrique García Castaño] es el puto amo”.

En junio 2015, cuando está datada esta nota, Fuentes Gago figuraba como adscrito a la Comisaría de la Casa de Su Majestad el Rey, aunque en realidad ejercía de jefe de gabinete del comisario Pino en la Dirección Adjunta Operativa (DAO) y, por ello, tenía un despacho en un edificio anexo a la sede de la Dirección General de la Policía, en la calle Miguel Ángel, de Madrid. En concreto, junto a las dependencias de la comisaría del distrito de Chamberí, a la que se accedía por la calle Rafael Calvo, según detallan fuentes policiales. Allí también tenían sus puestos de trabajo otro de los hombres de confianza del jefe de la Policía, el inspector jefe Bonifacio Díez Sevillano, también imputado en la causa, y desde comienzos de aquel año el entonces inspector Manuel Morocho, principal investigador del caso Gürtel. Según denunció Morocho la pasada semana en su declaración como testigo ante el juez del caso Kitchen, él fue trasladado en enero de ese año a estas dependencias dentro del plan del Ministerio del Interior para sobrecargarle de trabajo y dificultar sus pesquisas sobre la caja b del PP iniciada tras publicar EL PAÍS los llamados papeles de Bárcenas.

La anotación de Villarejo se produce, además, solo unas semanas después de que la trama Kitchen hubiera intentado blanquear el espionaje ilegal al extesorero incluyendo, en la base de datos policial GATI (siglas de Grupo de Análisis y Tratamiento de Información) una nota con algunos datos genéricos sobre sus pesquisas sin control judicial para darle apariencia de que era una investigación policial al uso. En realidad, la nota, con el número de registro NIV UNO00029/15, recogía información ya conocida por los investigadores del caso Gürtel y, por tanto, sin ningún valor. De hecho, la misma recogía que la esposa de Bárcenas visitaba frecuentemente un estudio ―donde, según el extesorero, le sustrajeron documentación―, aunque la dirección que reflejaba la nota era errónea. El encargado de incluirla en la base de datos fue el comisario Gómez Gordo, el hombre de confianza de Cospedal, y el interlocutor con el que Villarejo supuestamente comentó el lugar exacto en el que se encontraba el material presuntamente sustraído a Bárcenas.


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