La novela del verdugo nazi

Un apartamento pequeño en un edificio anónimo del siglo XIX en París puede esconder la llave del drama de la historia de Europa. Para Philippe Sands, nieto de los antiguos inquilinos, es la magdalena de Proust, cuyo simple olor desvela todo un mundo de recuerdos y sensaciones, o un aleph, el punto desde el que contemplar todo el universo.

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El método del abogado

El jurista Eli Lauterpacht, mentor del abogado Philippe Sands, le dio una vez un consejo a su discípulo: “Cuando estés ante los jueces en un tribunal internacional, nunca les digas lo que deben hacer. Tu papel consiste en presentar el material de manera que los jueces lleguen a la misma conclusión a la que quieres que lleguen, pero de modo que les permita creer que son ellos solos quienes han alcanzado esta conclusión”.

El consejo de Lauterpacht —hijo del jurista que formuló el concepto de crímenes contra la humanidad— le resultó a Sands de utilidad para su otra carrera: la de escritor. Los jueces son los lectores. Y él, en sus libros, adopta la misma actitud que como abogado ante un nuevo caso. Primero, investiga los hechos. Después, los expone con la mayor claridad posible, sin mostrar sus emociones y evitando pontificar.
“¿Qué ocurrió? ¿Quién hizo qué? ¿Quién dio la orden?”, se pregunta. Así arrancan las pesquisas. “Cuando tienes los hechos, los analizas”, añade. “Pero siempre tropiezas con sorpresas. Llegas y abres una puerta, que te lleva a otro lugar, donde hay otras tres puertas, y debes abrir las tres”.

Es un trabajo minucioso y que nunca sabe adónde le conducirá. En 2011, mientras preparaba ‘Calle Este-Oeste’, conoció a Horst von Wächter, hijo de un criminal de guerra nazi que se negaba a condenar a su padre. Se lo había presentado Niklas Frank, hijo de otro nazi que, al contrario de Horst, condenaba sin excusas a su padre.
Sands, nieto de judíos que escaparon al Holocausto, acabó rodando junto a Niklas y Horst el documental ‘What Our Fathers Did: A Nazi Legacy’ (puede verse en Filmin con el título ‘Mi legado nazi’). En ‘Ruta de escape’ profundiza en la historia del padre de Horst von Wächter.
Otro autor se habría perdido entre las 10.000 páginas de documentos en alemán que Wächter entrega a Sands sobre Otto y Charlotte von Wächter, sus padres. “Lo primero que haces”, explica, “es tomarte tu tiempo. Y acabas leyéndolo todo. Pero algunas cosas se te quedan en la cabeza. Acaban siendo los puntos centrales en la historia”.
Entonces llega la fase de la redacción. “La verdad es que empiezo sin saber adónde voy”, confiesa. “Escribo un primer borrador y después lo reestructuro completamente, hago mucho corta y pega. Tanto para ‘Calle Este-Oeste’ como para ‘Ruta de escape’ hice cuatro borradores completos. El primero es el más difícil. Después es un placer”.
A la hora de escribir, regresa a los consejos de su maestro Lauterpacht. “No impongo mis conclusiones al lector”, dice. “Dejo que el lector extraiga las suyas. Los lectores prefieren que el escritor no les diga lo que deben pensar”.
Sands no está solo en la familia de los escritores-juristas. Cita a los alemanes Bernhard Schlink y Ferdinand von Schirach y al británico Alexander McCall Smith. Pero a veces le da vueltas a la idea de dejar la abogacía y dedicarse a tiempo completo a la escritura.

El escritor Hisham Matar, autor de ‘El regreso’, le dio otro consejo que no olvida: “Philippe, nunca dejes de ser abogado. La ley te distingue y te nutre. Conoces gente, ves detalles, entiendes las cosas de otra manera”. Sands sonríe y concluye: “Supongo que seguiré el consejo”.


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