La nueva ola es distinta según la edad, pero empeora para todos

Los positivos de covid vuelven a subir con ritmo exponencial en España, desde finales de junio. Los nuevos casos están duplicándose cada semana. Se sabe que la pandemia se encuentra en una fase distinta gracias a las vacunas, pero la preocupación se ha elevado por dos motivos: por la velocidad de los contagios —sobre todo en jóvenes— y por los ingresos hospitalarios, que también vuelven a subir. Varias comunidades han endurecido las restricciones.

Este empeoramiento se ve claro en el siguiente gráfico (en escala logarítmica, mejor para apreciar el ritmo de la epidemia): ahora mismo, tanto los contagios como los ingresos crecen exponencialmente y se doblan cada pocos días.

La mejor noticia es que los hospitales no están notando la ola igual que después de las Navidades. Aunque los casos se han disparado y se acercan a los peores datos de enero, los ingresos están lejos de las cifras de entonces: en el primer mes del año hubo entre 20 y 70 ingresos diarios por cada 100.000 habitantes, mientras que la cifra de hospitalizados actual se mueve, de momento, alrededor de 10 por cada 100.000 habitantes.

Este desacople entre casos e ingresos tiene dos motores. Por un lado, parece que estar vacunado reduce algo la probabilidad de ingresar en caso de enfermar con síntomas, como sugieren los resultados del Reino Unido. Pero el desacople se debe, sobre todo, a la inmunización de los más mayores —en su mayoría vacunados—, que eran los infectados que ingresaban con más frecuencia. Ahora el caso típico es más joven y por eso la tasa de ingresos se ha reducido. La situación en los hospitales es distinta, como explica Antoni Trilla, epidemiólogo y médico en el Hospital Clínic de Barcelona: “Hay muchos menos pacientes covid, sobre todo en UCI, y por ello menos casos en pacientes con factores de riesgo. El manejo de los pacientes es normal aún y, aunque algunos se complican siempre, la impresión es que tienen cursos más favorables”.

La epidemia, por edades

Una clave ahora es que las personas de más edad están contagiándose poco. La población de 70 años o más, que está casi toda vacunada con pauta completa (dos dosis), tiene tasas de incidencia que no pasan de 75 casos por 100.000 habitantes. Es la mejor noticia: las muertes por covid se reducen drásticamente cuando los mayores no contraen la enfermedad, que sería mucho más grave para ellos.

Sin embargo, de los datos de este grupo se extrae una conclusión: de momento, el porcentaje de infectados que acaba ingresando en un hospital no se ha reducido mucho pese a la vacunación. Cerca del 25% de los infectados de 80 años siguen ingresando en un hospital (esa es la ratio entre ingresos hoy y casos de hace una semana), que es una tasa inferior a la de los últimos meses, pero no muy inferior.

Los gráficos a continuación muestran dos datos para cada franja de edad: la cantidad de infecciones que se están detectando en ese grupo y el porcentaje de ingresos hospitalarios que se producen por cada caso.

Incidencia de casos y población vacunada

En resumen, la sensación es que los mayores están protegidos, no tanto porque no ingresen en hospitales, sino porque no se infectan. Si las infecciones suben, estos datos indican que los ingresos lo harán rápidamente. En Cataluña, por ejemplo, como veremos más abajo, están subiendo las hospitalizaciones de mayores también. Porque la enfermedad en eso no ha cambiado, como recuerda Gonzalo Tamayo, especialista en anestesiología y reanimación en el hospital de Cruces, en Barakaldo (Bizkaia): “La gravedad de la enfermedad sigue estando determinada por los mismos factores de riesgo: edad, hipertensión y enfermedad cardiovascular son los más importantes”.

Las conclusiones son parecidas para personas de 40, 50 o 60 años: es fundamental ver cómo evoluciona la incidencia en esos grupos. Ahora mismo, los casos crecen, con incidencias relativamente bajas, de 300 casos para 40-49 años y unos 150 para los de 60-69, por una mezcla de vacunación —parcial con ellos— y quizás también de precaución. Pero los pacientes de esas franjas de edad siguen entrando en hospitales: lo hace alrededor del 5% de los infectados de 45 años, el 6% de 55 y el 10% de 60 a 69 años. En estos grupos de edad, la vacuna es una carrera para frenar los contagios, que ahora mismo amenazan con repuntar peligrosamente.

Entre los jóvenes, la situación viene dominada por la baja vacunación. Están en circunstancias peores que en toda la pandemia: hay unos pocos vacunados, pero no son suficientes para hacer frente a la virulencia de la variante delta, que se transmite con el doble de probabilidad, en un momento de rápida desescalada hacia una vida normal que dispara los contactos.

El grupo de 20 años tiene una incidencia de 1.500, que pronto podría superar lo peor de enero. Estos jóvenes pocas veces ingresan en el hospital, aunque lo hace 1 o 2 de cada 100 casos detectados. Es decir, que su riesgo es relativamente pequeño —en comparación con la gente mayor hace unos meses—, pero es mayor ahora que en el último año. La probabilidad de que un veinteañero se infecte e ingrese en un hospital ha sido en la última semana mayor que en casi ningún momento de los últimos 12 meses. Como apunta Tamayo, del hospital Cruces, “que la incidencia de la enfermedad grave sea menor no quiere decir que es cero. Y con una incidencia acumulada cercana a 1.000 casos entre los 20 y 30 años, algunos desarrollarán la enfermedad de forma grave”.

Estos datos se pueden detallar para algunas comunidades como Cataluña, que desglosa diariamente los ingresos por edades de sus hospitales. Ahí puede verse que las hospitalizaciones están aumentando para todas las edades. En la última semana, hubo 100 ingresos diarios de gente de más de 80 años y 170 de 60-69 años. También ingresaron cada día casi 200 personas entre 40 y 49 años, que es una de las peores cifras desde que hay datos. Las hospitalizaciones de treintañeros, unas 180 diarias, duplican las peores de otoño; las de veinteañeros, unas 80, las triplican.

La buena noticia es que las cifras totales están lejos de las peores de la pandemia, porque los ingresos de mayores son muchos menos. Las llegadas al hospital de gente 80 años son la séptima parte de lo que fueron en otoño e invierno; las de persona de 50 a 59 son un tercio.

La situación también es distinta por comunidades. Las cifras peores de incidencia entre jóvenes se registran en Castilla y León, Cataluña, Asturias, Navarra y Cantabria: allí entre el 2% y el 4% de todos los veinteañeros se han contagiado en las últimas dos semanas. La incidencia se reduce con la edad, pero en general las regiones con peores cifras entre los jóvenes tienen también datos más elevados para personas de 40, 50 o 60 años.

La pregunta ahora es cómo va a evolucionar la situación. Con casos e ingresos que se duplican en una semana, las cifras pueden empeorar deprisa. También en franjas de edad vacunadas y, sobre todo, en las que están a medio vacunar. Después de varias semanas sin restricciones, y viendo la tendencia de los contagios, Trilla afirma: “En las franjas poco vacunadas el porcentaje de casos ingresados puede aumentar en los próximos días”. Esa dinámica tenderá a agravar las cosas deprisa. La esperanza es que la propagación del virus se frene y cambie de tendencia, bien porque se tomen medidas, porque aumente la precaución individual, o porque se reduzcan los susceptibles, ya sea con la vacunación o, como está ocurriendo con los jóvenes, porque están pasando la enfermedad en altos porcentajes.

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