La nueva temporada de la cadena SER: Radio en respuesta al coronavirus

Cambió la televisión por la radio y lleva vinculada a la cadena SER casi tres lustros. Tras su paso por el magacín de fin de semana A vivir que son dos días y el informativo nocturno Hora 25, la periodista Àngels Barceló (Barcelona, 55 años) toma mañana los mandos del programa más escuchado del dial: Hoy por hoy. Disciplinada y metódica, asegura que esta nueva etapa es “una ruptura total” que asume con “incertidumbre, tensión y responsabilidad”. Asegura que Hoy por hoy tendrá “su tono”, diferente del de Iñaki Gabilondo, Carles Francino o Pepa Bueno, sus antecesores en el tiempo, y anuncia que será un formato “coral, con muchas voces, matices y colores”. Confiesa que para poner en pie un espacio que empieza a las 6.00 y se despide a las 12.20, lo de menos serán los madrugones.

Pregunta. Cuando se anunció su incorporación a Hoy por hoy dijo que salía de la zona de confort. ¿Cómo afronta esta etapa?

Respuesta. Con muchos nervios y mucha ilusión. Siempre que se hace un cambio se rompe con las rutinas. La zona de confort supone que te has habituado a una manera de trabajar, a un horario, a una forma de explicar las cosas.

P. ¿Qué diferencia hay entre informar por la noche y hacerlo por la mañana? Al fin y al cabo la materia prima es la misma.

R. Sí, pero por la mañana la premisa es enfocar el día. Cuando no había redes sociales o Internet te informabas por la radio o por el periódico del día. Ahora, si ocurre una noticia se conoce al segundo. Hay mucha gente que abre un ojo y lo primero que hace es mirar Twitter y las páginas web de los periódicos. Nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de aportarles el análisis. Que sepan qué les espera hasta que se acuesten.

P. Es una manera de marcar la agenda. ¿Eso implica una mayor responsabilidad?

R. Absolutamente. Tenemos la responsabilidad de elegir, hacer apuestas, intuir qué es lo que interesa, más allá de la agenda política. Y eso requiere un esfuerzo suplementario.

P. Usted ha dicho que le gustaban los espacios en directo, largos y complicados. ¿Hoy por hoy encuadra en esta tipología?

R. ¡Lo tiene todo! Me gusta mucho hacer radio, estar delante del micrófono. Y en directo. Si mientras está el piloto encendido pasan cosas y hay que romper con el guion previsto y cambiarlo todo de arriba abajo eso me hace disfrutar. Es una de las maravillas de esta profesión. Segregar adrenalina. Enfrentarse a seis horas es fantástico.

P. Nunca haría, entonces, un programa enlatado.

R. ¡No! A veces hay que grabar una entrevista porque el invitado no puede estar en directo. Yo me noto que no estoy igual, que me relajo al no tener la presión del directo. Me pasaba lo mismo en la televisión. Yo me presiono mucho a mí misma. Eso me mantiene alerta.

P. El modelo tradicional de Hoy por hoy ha sido una primera franja informativa y a partir de las 10.00 otra más de magacín. ¿Seguirá así?

R. Sobre el papel, sí. No podemos enfrentarnos a seis horas con un espacio en blanco. Tenemos que tener secciones cerradas, pero nos planteamos el programa como un contenedor de todo lo que pase. La línea está abierta para cualquier novedad, aunque estemos en la franja más magacín. Interrumpiremos entrevistas y nos cargaremos secciones si la actualidad lo pide. Se interrelacionarán mucho las dos partes. Incluso en la primera, más informativa, queremos tocar muchos temas sociales. Hoy por hoy es un gran contenedor de información y entretenimiento pero no termina una hora y empieza otra.

P. ¿La política pura y dura será el eje de la primera franja?

R. Todo lo que afecta a los ciudadanos es política. Lo que intentaré que no sea el eje central es la política de declaraciones. Estoy cansada de que los políticos nos utilicen a los periodistas como portavoces de lo que quieren decirse entre ellos. Tenemos que bajar la política a la calle, a la gente.

P. ¿Habrá tertulia política en ese tramo?

R. La tertulia es una seña de identidad, pero estará muy reforzada por especialistas. El cuadro de tertulianos es muy bueno, con algunos de los que estaban en Hora 25 y otros de Hoy por hoy, más nuevas incorporaciones. Pero hay cuestiones en las que se necesita información y criterio. Queremos una mirada abierta.

P. ¿Al oyente le aportan las tertulias o son más un refugio de periodistas?

R. Hemos debatido mucho este asunto. A los oyentes les gusta el análisis y también los que comentan la actualidad. Se identifican con ellos. Los tertulianos son personajes del programa.

P. A veces están muy encuadrados políticamente.

R. A diferencia de las tertulias televisivas, que sientan a la derecha a los de la derecha y a la izquierda a los de la izquierda, en las radiofónicas no existe esa separación ni hay representes de partidos políticos. Hay representantes de ideologías —unos son más progresistas y otros más conservadores— pero nadie llega a la tertulia de la SER con el argumentario de un partido.

P. ¿Hay radio de trincheras?

R. Cada uno tiene su ideología pero la radio, en general, se mantiene más pura que la televisión.

P. ¿La televisión ha emprendido un proceso de degradación?

R. Es un medio que necesita el espectáculo y el enfrentamiento de un tertuliano de un bando con el de otro bando da espectáculo. Pero no aporta análisis, solo bronca. Yo busco discrepancia con argumentos.

P. ¿La radio no tiene esa tendencia hacia el espectáculo?

R. La radio, no, y la SER, seguro que no.

P. ¿Cómo ha cambiado Internet la manera de hacer radio?

R. Más que la manera de hacerla, ha cambiado la forma de escucharla. Eso nos obliga a pensar en otros formatos, en contenidos que puedan ser compartimentados.

“Somos una sociedad que está siempre enfadada y ofendida”

P. Usted empezó su trayectoria profesional en la radiotelevisión pública catalana. ¿Qué función deben desempeñar los medios públicos?

R. Deben ser lo más plurales posible. Todos los ciudadanos tienen que tener la capacidad de empatizar con el medio público que les toca, sea RTVE o los autonómicos. El problema de algunos es cuando solo representan a un sector de la población. En el caso de TV3 antes representaba a todos los catalanes y ahora, sobre todo, a un sector con una ideología determinada.

P. ¿Los periodistas mantienen la suficiente distancia respecto a los políticos?

R. Estamos cayendo en un momento de excesivo amiguismo entre periodistas y políticos, y al final se acaba teniendo síndrome de Estocolmo. Hay que establecer una distancia si queremos seguir manteniendo la credibilidad. Es importante que la gente escuche o lea a quienes no piensan como ellos. Eso enriquece el debate. Estamos en un punto en el que los oyentes escuchan la radio que dice lo que ellos piensan. Si no, se enfadan y cambian de emisora. Somos una sociedad que está siempre enfadada y ofendida.

P. ¿La polarización política se ha trasladado a los medios?

R. Hay políticos que solo acuden a los medios que saben lo que les van a preguntar.

P. ¿Hacia dónde va el periodismo en tiempos de las fake news?

R. Debería ir a mantener la esencia de la profesión. A no dejarnos arrastrar por todo lo que no es periodismo o por las corrientes de las redes sociales. Estas son muy útiles pero ahí no hay contraste ni verificación. Mucha gente piensa que los periodistas no somos necesarios. Dicen: ‘Yo me informo por Twitter”.


Source link