La obra definitiva del mejor tirador de todos los tiempos

La obra definitiva del mejor tirador de todos los tiempos

A Stephen Curry le echaban en cara el no haber ganado el MVP de las Finales de la NBA en los tres títulos anteriores de los Golden State Warriors. Para algunos campeones de sofá resultadistas, los méritos del máximo triplista de la historia de la liga estadounidense y el que para casi todo el mundo es el mejor tirador de todos los tiempos no eran suficientes si no lograba levantar el máximo distintivo individual de la eliminatoria por el título. Ahora se han quedado sin argumentos después de que el ‘30’ haya liderado la consecución del cuarto título en ocho temporadas de la dinastía de la bahía.

El principal problema cuando se analiza al base es la reducción de sus hazañas a su talento inalcanzable para los demás mortales desde el perímetro. Este año, Curry rebasó los 3.000 triples en su trayectoria profesional, una cifra jamás alcanzada y que deja muy atrás a Reggie Miller y Ray Allen, las dos siguientes leyendas de la lista. La piedra filosofal de la exitosa década de la franquicia de San Francisco ha sido el jugador que ha transformado la NBA en el siglo XXI. Desde su irrupción, los triples se ha convertido en la principal arma ofensiva de la liga, y en las Finales su impacto fue de 1,35 puntos por lanzamiento intentado, cuando el promedio de los dos equipos fue de 1,09 por posesión, incluso menos en los tiros dentro de la pintura (1,05).

Los números ofensivos esconden el resto de propiedades de Curry, un magnífico facilitador para sus compañeros y un sólido integrante dentro del esquema de la segunda defensa más exitosa de la liga. Logrado su cuarto anillo, los mismos que lucen Shaquille O’Neal y LeBron James, es un insulto negar el impacto del ‘30’ cuando se habla de los mejores de todos los tiempos. Steve Kerr, uno que sabe de superestrellas, lo dejó claro en rueda de prensa: “Sin Steph, todo esto no sería posible”.




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