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La OCDE confía en que habrá una ‘tasa Google’ el primer semestre de 2020



La OCDE confía en que, durante el primer semestre de 2020, la comunidad internacional podrá suscribir un acuerdo “negociado” sobre una tasa Google acorde con las “necesidades de la economía del Siglo XXI”. Así lo adelantó este jueves el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, tras reunirse en París con el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, principal impulsor de un impuesto a las plataformas digitales que casi provoca un enfrentamiento con Estados Unidos.
“Estamos en disposición de (…) tener para la primera mitad de 2020 un paquete que esté ya negociado y acordado con todos los países”, dijo Gurría a periodistas. Antes de que acabe este 2019, será presentada una “propuesta” en este sentido con lo “sustancial” a suscribir que podrán estudiar los 130 países con quienes se quiere construir esta fiscalidad internacional más moderna que, subrayó el mexicano, implica a todas las naciones y a casi todos los sectores en un mundo en el que “hasta el pequeño comercio de la esquina es cada vez más digital”.
Para cumplir estos plazos, Francia y Estados Unidos presidirán, junto con la OCDE, un “grupo de trabajo técnico” que trabajará específicamente sobre la tasación digital a partir del trabajo que la organización internacional con sede en París lleva realizando en este sentido desde hace tiempo, reveló por su parte Le Maire.
El ministro francés viajará la semana que viene a Washington para continuar con su contraparte estadounidense, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin, las negociaciones sobre una tasa que en las últimas semanas provocó fuertes tensiones bilaterales. El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó incluso con poner aranceles a los vinos franceses si París mantenía sus planes de gravar un 3% los ingresos de servicios digitales en Francia de todas las tecnológicas que tengan un volumen de negocios de más de 750 millones de euros en todo el mundo y de 25 millones en el país europeo. Washington consideraba que esta ley que Francia aprobó en julio y que hará retroactiva desde primeros de año, suponía un ataque específico a empresas digitales norteamericanas como Google, Amazon, Facebook o Apple, cuyas siglas (GAFA) dan nombre a la normativa francesa.
Finalmente, el martes, al término de la cumbre del G7 celebrada en Biarritz, Trump y su par galo, Emmanuel Macron, lograron una solución de compromiso que restó tensión a la relación bilateral: Francia se comprometió a reembolsar a las empresas afectadas la diferencia entre la tasa gala y el nuevo sistema de fiscalidad internacional si este grava menos que la normativa gala. Según explicó este jueves Le Maire, de salir a devolver a las empresas, Francia les otorgará una especie de crédito impositivo que les permitirá pagar menos impuestos en años sucesivos hasta que se compense el pago excesivo inicial.
“Dificultades técnicas” por resolver
Según Gurría, el compromiso entre París y Washington alcanzado en Biarritz permitirá “acelerar” los trabajos para lograr un acuerdo internacional sobre el tema.
No obstante, Le Maire reconoció que aún quedan algunas “dificultades técnicas” por solventar de cara a un acuerdo internacional.
“Toda la dificultad técnica es cómo definimos la presencia física de esas empresas que no tienen edificios, ni locales ni empleados, o muy pocos, en relación con el considerable volumen de negocios que realizan”, explicó. El primer problema “técnico”, señaló el ministro, es poder crear el nexus o vínculo entre la empresa y el territorio. “Pero eso también es difícil de definir. ¿Es la cantidad de clientes? ¿O la de conexiones? ¿Es el tamaño de la plataforma? Todo eso debe formar parte del acuerdo”, indicó. Luego está el problema de “qué nivel de tasación se impone a partir de ese nexus”, además de solventar cómo se decide qué empresas se verán afectadas o no. “¿Lo hacemos en función de su volumen de negocios o del tamaño del país?”, cuestionó. Una última “dificultad técnica”, agregó, será decidir si debe haber una “especificidad particular” de las empresas que son netamente digitales, que es la posición que defiende Francia pero que requiere de un consenso internacional.


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