El sur de Europa se enfrenta a una oleada de incendios de gran magnitud. Miles de personas han sido evacuadas de sus hogares en Portugal, Francia, España, Grecia y Croacia como consecuencia de los centenares de fuegos registrados en la última semana, avivados por la ola de calor que azota Europa y el norte de África, con temperaturas que superan los 45 grados.
El portugués Alexandre Fontes, de 40 años, es una de ellas. Cuando regresó a su casa de Machados, en Leiria (centro de Portugal), este jueves, todavía seguían humeando algunas zonas que lindaban con el muro de su finca. El martes, Fontes fue uno de los evacuados mientras el incendio se aproximaba a su casa y al taller mecánico que tiene enfrente. El área arbolada de alrededor es ahora una sucesión de troncos negros sobre una superficie blanquecina de cenizas. “Esta será la primera noche que duermo aquí. Ayer volvimos a tener electricidad. Ya había tenido alguna experiencia con incendios, pero esto no dejó de ser un susto”, señala este funcionario público.
Desde 2017, el dramático año grabado en la memoria de Portugal por la muerte de 66 personas en un incendio en Pedrógão Grande, no se asistía en el país a una oleada de siniestros forestales tan grave y concentrada, que ha obligado a evacuar a 865 personas, ha causado heridas a 190 y ha provocado la muerte del piloto de un avión anfibio que participaba en la extinción de un incendio en Guarda, en el centro del país. La Autoridad Nacional de Emergencia y Protección Civil informó de que la aeronave cayó en Vila Nova de Foz Côa, tras abastecerse de agua en el río Duero, por causas que aún se desconocen.
El Instituto de Conservación de la Naturaleza y de los Bosques contabiliza 30.413 hectáreas afectadas por las llamas hasta la tarde del jueves. La cifra de incendios entre enero y la primera quincena de julio de este año es de 6.051, solo superada en el último lustro por los 8.643 registrados en el mismo periodo del funesto 2017, cuando además del impacto sobre vidas humanas fueron calcinadas más de medio millón de hectáreas.
Ha pasado una semana desde que comenzaron los fuegos y las treguas son raquíticas. Hasta las 16.00 de este viernes había seis incendios fuera de control, que habían movilizado a más de 800 efectivos. Tres de los siniestros se iniciaron en las últimas horas en los municipios de Abrantes, Bragança y Guarda. Los bomberos no habían logrado sofocar el que comenzó el martes en Lindoso (Ponte da Barca), en el Parque Nacional de Peneda-Gerês, en la frontera con Galicia, al tratarse de una zona de difícil acceso para los medios terrestres.
Más de un centenar de focos en Grecia
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SuscríbeteUn incendio en la isla griega de Samos, el pasado miércoles.STRINGER (REUTERS)
Los bomberos vuelven un año más a combatir en Grecia una ola de incendios con más de un centenar de focos de actividad que han comenzado a asolar el país en las últimas horas, en particular el declarado en el puerto cretense de Rétino, todavía fuera de control por los fuertes vientos. También preocupa el incendio declarado en la localidad de Sarótinos, el sureste de Atenas, cuyos residentes han sido evacuados de sus hogares como medida de precaución.
En Francia, más de 1.000 bomberos, apoyados por aviones cisterna, luchan desde el martes en el suroeste del país para controlar dos incendios azuzados por el calor abrasador y los fuertes vientos. “La situación es todavía adversa”, han señalado este viernes las autoridades del departamento de Gironda, donde han ardido al menos 7.300 hectáreas. Otro fuego en los alrededores de la localidad de Tarascon, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, ha arrasado otro millar de hectáreas, aunque este foco ya ha sido estabilizado, según fuentes de los bomberos.
Las llamas arrasan este viernes los alrededores de la localidad francesa de Tarascon.CLEMENT MAHOUDEAU (AFP)
En uno de los incendios de Gironda, en los alrededores de la ciudad de Landiras, han ardido 4.200 hectáreas, lo que ha obligado a cerrar varias carreteras y a evacuar a un millar de personas. El otro foco, que ha quemado unas 3.100 hectáreas, se encuentra cerca de la duna de Pilat, la duna de arena más alta de Europa. El miércoles, unas 6.000 personas fueron evacuadas de los campings de la zona, que se sumaron a las 4.000 que ya habían tenido que abandonar sus lugares de residencia ante el avance de las llamas.
El fuego se ha cebado también con Croacia, donde el jueves las autoridades se esforzaban por contener tres grandes incendios en la costa adriática. Las altas temperaturas y los fuertes vientos han propiciado la expansión de las llamas en las zonas de Zadar y Sibenik.
Mientras tanto, la peor sequía en más de 70 años en Italia ha reducido el río más largo del país, el Po, a poco más que un hilo de agua en algunos lugares. Roma ha declarado el estado de emergencia en el territorio que recorre el Po, que sustenta alrededor de un tercio de la producción agrícola del país, en mitad del mes de julio más caluroso desde que comenzaron los registros, en 1800. Según las predicciones, las temperaturas aumentarán todavía más la próxima semana.
Fuera de Europa, en Marruecos hay cuatro incendios forestales activos en el norte del país, que han provocado ya al menos un muerto y la quema de 1.600 hectáreas. Más de 1.000 familias han sido desalojadas.
La “regla del 30″
El incendio que lamió los muros del portugués Alexandre Fontes comenzó al mediodía del martes en Caranguejeira y rápidamente se extendió a otros núcleos. Obligó a cortar varias carreteras y a evacuar vecinos. No ha trascendido el origen del fuego.
Portugal lleva casi una semana ajustándose a “la regla del 30″, que resume las condiciones meteorológicas idóneas para el descontrol de las llamas (temperaturas superiores a los 30 grados, humedad del aire inferior al 30% y vientos superiores a 30 kilómetros por hora), pero el principal factor incendiario es la acción humana. El 70% de los siniestros forestales en territorio luso tienen un origen humano, sea por negligencia o con intencionalidad. El primer ministro portugués, António Costa, sale a diario para apelar a la responsabilidad individual y recordar que “los incendios ocurren si una mano humana, voluntariamente o por distracción, los provoca”.
Una de las últimas detenciones ha sido la de un hombre de 44 años, sorprendido el jueves cuando atizaba el fuego en una zona agrícola próxima a un área residencial en Monçao. También el jueves un juzgado decidió enviar a prisión preventiva a otro presunto incendiario, que contaba con antecedentes.
Pero también el abandono es otra de las razones que facilita la propagación de las llamas. Alexandre Fontes compara lo ocurrido en el perímetro de su finca, donde el fuego se acercó más en las zonas que no habían sido limpiadas. “En esta zona forestal los vecinos deberían tener más cuidado con la limpieza y no pensar solo en el valor de la madera para hacer dinero”, señala a la puerta de su casa.
A pocos kilómetros de allí vive Lucia Guimarães. El día del incendio, que no cercó su casa pero que cambió el olor y el color del paisaje, se asustó. El jueves reflexionaba de forma crítica hacia todo lo que ve en la trastienda. “Existe un lobby de los incendios, empresas que cobran por apagar fuegos, los propios bomberos cobran por incendio y también intereses económicos, que a veces son urbanísticos y a veces madereros”, reprocha.
Cuando Guimarães hacía estas recriminaciones, aún no había salido a la luz que el cártel del fuego, una red criminal creada en España para lograr adjudicaciones de los medios aéreos de lucha contra incendios, también opera en Portugal con prácticas similares, según publicó este viernes el semanario portugués Expresso. Dos empresas del cártel participaron en el concurso de la Fuerza Aérea Portuguesa para alquilar cuatro aviones anfibios contraincendios por 43 millones de euros en 2020. La compañía ganadora alquiló después dos aeronaves a la firma que quedó en segundo lugar. Hace un mes, Manuel García Castellón, juez de la Audiencia Nacional, procesó a 32 personas, entre ellas un exconseller de la Generalitat, que recibió regalos a cambio de información reservada o modificaciones del contrato con estas empresas. La alteración de los precios del concurso (un sobrecoste del 236%) es uno de los delitos que le atribuye a la red. La investigación que se siguió en Portugal por la Fiscalía se archivó por falta de pruebas.
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