Columnas de humo de una fábrica de acero en Mongolia Interior (China).Kevin Frayer / Getty ImagesLa caída histórica de las emisiones de efecto invernadero debido a la pandemia puede quedarse en un espejismo. “Tras una reducción transitoria fruto de las medidas de confinamiento y la ralentización económica, las emisiones van camino de alcanzar niveles previos a la pandemia”, ha advertido Naciones Unidas. Seis agencias y organismos internacionales, coordinados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), han presentado en Nueva York este miércoles el informe United in Science 2020, una compilación de los principales efectos y causas del cambio climático a partir de los nuevos datos recabados durante el último año. El análisis alerta también de que el mundo está lejos de cumplir el Acuerdo de París, que fija como objetivo que el aumento de la temperatura media mundial se quede entre los 1,5 y los dos grados respecto a los niveles preindustriales. Incluso, se abre la puerta a la posibilidad de que la barrera del 1,5 se llegue a superar puntualmente un año de aquí a 2024.“A menos que las emisiones alcancen un pico y disminuyan pronto, será poco probable que se estabilice la temperatura muy por debajo de los dos grados para cumplir con el Acuerdo de París”, explica Jürg Luterbacher, científico jefe de la OMM, y uno de los coordinadores del informe. En el apartado del documento referido a las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero, se señala que la caída mundial esperada para finales de este año respecto a 2019 estará entre un 4% y 7% debido a las medidas de confinamiento impuestas ante la covid-19. Pero, “a principios de junio de 2020, las emisiones mundiales diarias de CO2 de origen fósil volvieron a situarse cerca de los niveles de 2019”. En ese momento, la reducción era ya de alrededor del 5%, según los cálculos de la organización Global Carbon Project, que se ha encargado de elaborar ese capítulo. Aunque aún no hay datos concretos de julio y agosto, Pep Canadell, director de esta organización, apunta a que la caída de las emisiones “ha seguido disminuyendo”, es decir, acercándose a los niveles de 2019.Paralelamente, las concentraciones de este gas en la atmósfera han seguido creciendo y esta primavera han alcanzado un nuevo récord histórico, llegando al nivel más alto de los últimos tres millones de años. “La reducción en las emisiones de CO2 de 2020 tendrá un efecto muy limitado en la tasa de incremento de sus concentraciones atmosféricas, dado que estas son el resultado de las emisiones actuales y pasadas y del período de vida sumamente prolongado de ese gas”, explica la ONU. “Para estabilizar el cambio climático, las emisiones deben reducirse de forma sostenida hasta lograr que las emisiones netas equivalgan a cero”, añade el informe.El incremento de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera impulsa el calentamiento de la superficie terrestre y los océanos. El informe apunta a que la previsión es que “la temperatura media mundial del período 2016-2020 sea la más cálida de la que se tiene constancia, aproximadamente 1,1 grados por encima de la media de 1850-1900, el período que se toma como referencia para evaluar el cambio que la temperatura ha experimentado desde la era preindustrial”. Y las proyecciones para el próximo lustro (2020-2024) apuntan a que existe un 24% de probabilidad de que por lo menos en un año se supere de media los 1,5 grados respecto al nivel preindustrial.Deshielo del ÁrticoPero el problema no es solo el incremento de la temperatura, sino todos los impactos vinculados al calentamiento. “El calor también se ha asociado con cambios en el ciclo hidrológico en diferentes áreas con sequías prolongadas y severas en algunas zonas e inundaciones extremas en otras”, detalla Luterbacher. “Todos los años entre 2016 y 2020, la extensión del hielo marino del Ártico ha estado por debajo de la media”, añade. “La tasa de aumento medio mundial del nivel del mar aumentó en 2016-2020 en comparación con los cinco años anteriores…”.“Los eventos extremos en el Ártico de este año son muy preocupantes por su potencial de amplificar y acelerar el cambio climático a través de realimentaciones, como incendios y descongelamiento del permafrost”, apunta Maisa Rojas, física y climatóloga chilena. Esta experta fue la encargada de coordinar el pasado año la primera edición del informe presentado este miércoles en Nueva York. Aunque los resultados de las investigaciones siguen apuntando hacia un proceso activo de calentamiento global en esta segunda edición ―”el cambio climático no se ha frenado por la covid”, ha reiterado este miércoles la ONU―, un año después existe un nivel mucho más bajo de atención internacional sobre este problema, algo que preocupa a muchos investigadores y responsables políticos.Pero tanto la ONU como otros organismos internacionales y científicos instan a convertir la salida a la crisis generada por la covid en una oportunidad también para luchar contra el calentamiento global. “Se necesitan soluciones para abordar tanto la pandemia de la covid-19 como la crisis climática”, apunta Luterbacher. “El calor récord, la pérdida de hielo, los incendios forestales, las inundaciones y las sequías seguirán empeorando en el futuro y afectarán a nuestras sociedades y economías de todo el mundo”, advierte este especialista. “Debemos convertir la estrategia de recuperación de la pandemia en una auténtica oportunidad para forjar un futuro mejor”, insiste António Guterres, secretario general de la ONU, en el prólogo del informe.“La pandemia nos ha removido tanto que nos puede regalar una última oportunidad para enfrentar no solo la crisis del cambio climático sino todas las otras crisis al mismo tiempo de manera mucho más decidida”, opina Rojas. Pero, para ello “todos los esfuerzos” se deben concentrar en que no se dé “un rebote de emisiones al recuperar la economía, como ha ocurrido en el pasado”. Es decir, que 2019 haya sido el año en el que las emisiones de gases de efecto invernadero tocaron techo.Impactos en las mediciones por la pandemiaEl informe presentado este miércoles también advierte del efecto que ha tenido la pandemia en los sistemas mundiales de observación y en los servicios meteorológicos, climáticos y oceanográficos. El confinamiento paralizó el tránsito de aviones y buques comerciales, que ayudan a realizar observaciones meteorológicas. “En marzo y abril, las observaciones realizadas desde aeronaves se redujeron, de media, entre el 75% y el 80%, y ello socavó el grado de acierto de los pronósticos generados a partir de modelos meteorológicos”, explica la OMM.
En el caso de los buques de investigación oceanográfica, casi todos tuvieron que regresar a sus puertos en marzo. Además, los buques comerciales “no han podido proporcionar las observaciones oceanográficas y meteorológicas vitales que aportaban, y no se ha podido realizar el mantenimiento de las boyas ni de otros sistemas oceanográficos”. La OMM explica que las consecuencias de estas interrupciones en las observaciones llevarán a “la aparición de lagunas en las series temporales históricas de las variables climáticas esenciales”.
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